viernes, 7 de enero de 2022

 

MIRÁNDOTE

 


Siempre me encuentro en un solo pensamiento,

cuando te dejo por las mañanas,

no me acostumbro alejarme de tu cuerpo.

Me quedé inmóvil contemplando el lunar en tu pierna,

tu cuerpo desnudo es una poesía de amor.

Tus partes son mías con la mirada más tierna y sensual.

Desgasto los instintos sin tener límites de pasión.

Quiero tocarte y tocarme, a la vez que mi beso llega a tu piel,

te mueves, te estiras, me deslumbran tus pechos.

Sufro los vaivenes de mis deseos con las ganas de amarte,

te abres de pierna para relajar tu cintura, me enturbia la vista.

Me dejas aturdido de todo lo que ofreces, pero eres mía…

No contuve mis manos, descontrolé mis besos

porque mi boca se hizo dueña del venus que tú ofrecías.

Sentiste locura y yo, delirios de ganas de estar dentro de ti.

Enredados de fuego y súplicas, quejidos y suspiros,

sentada sobre mí ser, gemías con furia y locura.

Apretados desnudos, vestidos del placer,

sentimos la hoguera de nuestro desorden pasional.

Y los dos deseosos nos buscamos, ardientes de amor

 

Orlando Mario Soverchia- YoAmor

 

MI PREMIO


 

Sonó mi teléfono, temprana mañana de un día feriado.

Tu voz, muy suave diciéndome… ¡buen día!...

 Fue la música más encantadora, que abrieron mis ojos de ese despertar.

Preguntaste muy dulcemente si todavía dormía y sin dejarte terminar,

respondí rápidamente que no, por miedo a que digas. - Bueno luego te llamo.

Me comentabas no sé qué, solamente importaba saber dónde estabas,

necesitaba verte, necesitaba llegar a vos, necesitaba mirar tus ojos,

mis pensamientos eran que te necesitaba y observar tu figura.

Rápidamente me encontraba estaba en viaje, el tiempo que trascurría no existía,

pero para mí fue una eternidad, porque perdía momentos de estar a tu lado.

Me recibiste con una sonrisa muy dulce y sin darme, cuenta me había enamorado.

Acerqué mi cara a la tuya, el beso de encuentro fue los más bonito que tubo ese instante.

Nos pusimos hablar de no sé qué, pero todo me gustaba, todo me interesaba.

Busque tu mirada una y otra vez, tus ojos color miel pícaros entre tus cabellos,

me hacían estar emocionado, contemplaba tus labios, ilusión de besarlos.

El tiempo corría sin frenesí, yo no quería que eso pasara, pero el reloj

jugaba en mi contra, entretuve mis ideas en decirte cuanto me gustabas.

Ojitos lindos es lo que llegaron a mi mente, tu sonrisa casi vergonzosa

jugó con la complicidad de aquella sonrisa, aún más audaz.

Busque todo tipo de conversación, para tenerte entre mis ojos,

y en un momento tan inolvidable, tuve tu invitación de compartir tu almuerzo.

Ya me sentí realizado, todo ese tiempo que sufrí, se soltó con un – Sí claro.

Pasó el tiempo, una charla trajo la otra, la tarde era corta,

y a la vez el atardecer estaba lejos.

Cuando el sol desapareció entre los árboles,

mis sentidos se enturbiaron y mi día terminaba.

Preparaba mis cosas para retirarme, mis pasos no se querían mover,

mis piernas giraban sobre mí buscando algo para estar un segundo más,

y nada detuvo aquel implacable saludo.

 Volví acercar mi cara, fue mi sorpresa y nada entendí,

 giraste la tuya y tus labios reposaron sobre los míos muy suavemente,

tus ojos bonitos que reían junto con tu boca,

me regalaste la más linda palabra en decirme.

Es un premio.

 

Orlando Mario Soverchia- YoAmor

 

MIRADA


 

Este nombre es lo que me diste cuando te amé.

Tus ojos negros, tus labios rojos,

Y tu boca entreabierta negociaron el placer.

El silencio de nuestras voces,

y la música de los cuerpos apretándose,

afinaban los deseos de cada instante,

para transmutar en pasión y lujuria.

Las caricias y besos, no se separaban,

las miradas lascivas y profundas,

hacían el amor descontrolado

para trasmitir ternura llena de fuego.

El tiempo se detuvo en ese instante

en que los dos con el ceño arrugado,

la respiración acelerada,

el gemido profundo y ardiente,

hicieron el llanto de los dos,

conjugando el verbo amar sin control.

 

 

Orlando Mario Soverchia- YoAmor