sábado, 12 de junio de 2021

 

VOS


 

Vos me dijiste que me habías visto y llame tu atención.

Vos me hablaste con sensualidad justificando algo perdido.

Vos me miraste fijamente y muy sonriente, me dijiste… gracias, no importa.

Vos tendiste tu mano apoyándola sobre mi brazo, apretándolo muy suavemente.

Vos sacaste tu risa cómplice para acercar tu mejilla tocando la mía

Vos salpicaste con frescura de mujer ingenua, todo lo que has querido de mí.

Vos me invitaste a cenar juntos, porque fui muy amable contigo.

Vos me dijiste tu primer halago sobre mi sonrisa y mis ojos.

Vos me diste el primer beso sin sentido pero apasionado.

Vos estuviste impulsiva y sin decirme nada me tuviste entre tus brazos.

Vos fuiste la que has dicho sentir placer y deseos, cuando estábamos desnudos.

Vos dijiste muchas veces, entre suspiros, necesitarme y extrañarme.

Vos me pediste que te amara sin condición, porque esa era la tuya.

Vos decías que vivías para mí, cuando todo exigía de aquello que querías.

Vos excusabas tu falta de cariño, por tener mucho trabajo.

Vos sentías fastidios y siempre reproches de cada actitud.

Vos comenzaste diciendo estar sola en tu mundo, porque nadie te entendía.

Vos decidiste tomarte un tiempo y dejaste todo sin sentido.

Vos sos la que ahora me dices que no me quieres ni me amas.

Vos me estás contando que ahora hay otro hombre y que no soy yo.

Vos cambias los roles a toda tu culpa, pero te vas con otro amor.

Vos explicas vulgarmente que no soy yo, sino vos.

Vos, siempre fuiste vos, y nunca fui yo.

 

 

Orlando Mario Soverchia- YoAmor

 

YO SABÍA, PERO NO QUERÍA

 


Aquella tarde, me había preguntado y le he preguntado, ¿Cómo es la manera de querer o de querernos? Nada respondió, solo un gesto y el silencio fue su respuesta. Me acerqué más a su lado, tomé su mano y la apreté junto a la mía. Salimos a caminar por esa vereda maltrecha casi de olvido, el resplandor del sol, nos daba en los ojos, fue excusa para bajar mi cabeza. Volví a ese momento de incertidumbre, dudas, aclaraciones, pero mis sentidos y sentimientos se inquietaban por ese no sé gestual. Mi corazón empezó a sollozar, mis ojos se encontraron brillosos. Busqué su mirada entre la precaria visera sobre mi frente, nada había en sus mohines, todo era igual. Sacudí su brazo, necesitaba un sonido de voz, su mirada lánguida y penosa, se posó sobre la mía, triste y desentendida, pero sabía. Sentí la más tremenda y estruendosa palabra que no quería, aquellas letras escuchadas en sus labios, fueron el desorden, de frases estúpidas e imbéciles que un ser le decía a otro. – No tengo una manera, ni tampoco me importa, porque nada siento, y no sé qué es querer. Detuve la marcha, paré toda mi vida solo en ese instante, quise no entender que revoloteaba en la atmosfera. La tarde de resplandor nubló toda imagen y mi necia pregunta fue. - ¿Entonces, no soy nada para ti?  Su cabeza con alivio, sacudía de arriba abajo como descargar su pesadez. Se desgarró mi pecho, se frustraron mis ilusiones de amar, enojé todos mis gestos, entristecí mis palabras, tendí mi dolor en mi mano, apreté la suya, y muy suavemente, con lágrimas en mis ojos y en el alma, humildemente, casi sin fuerza y aliento, le dije:

-        Te amaba como no te imaginas, yo sabía, pero no quería saber.

 

Orlando Mario Soverchia- YoAmor