sábado, 29 de mayo de 2021

 ESPERANZA

 



 

Me gustaría llamarte esperanza,

por tu vida y por la mía.

Que uno y otro buscaba,

sin que ninguno la hallara.

 

Me gustaría llamarte esperanza,

porque una primera mirada,

pusiste en mi atención impensada,

llegando a recordar sensaciones pasadas.

 

Me gustaría llamarte esperanza,

porque sentí en una noche cualquiera,

ser adolescente de instancias surcadas,

y darme cuenta que aún no están superadas.

 

Me gustaría llamarte esperanza,

porque al vivir realidades negadas,

jugué con intentos en desojar y madurar,

lo que alguna vez logré descuidar.

 

Me gustaría llamarte esperanza,

porque sentí en mi cuerpo confianza.

Que mi corazón y mi alma golpeada,

llegarán a ti para borrar viejas nostalgias.

 

Me gustaría llamarte esperanza,

porque mis ojos miraban tu sombra.

Querer encontrar en esa figura,

esencia por la razón que tanto me intriga.

 

Me gustaría llamarte esperanza,

porque mi ilusión en lo que tú me dabas,

entraron sin darme cuenta, aunque lo negara,

notándome inquieto y no poder hacer nada.

 

Me gustaría llamarte esperanza,

porque me di cuenta que nada importaba,

sino que pueda llegar en esa mirada,

y darme cuenta que tú me gustabas.

 

Me gustaría llamarte esperanza,

porque sentí, cuando me despreciabas.

 Que muchas cosas morían,

y otras tantas volvían.

 

Me gustaría llamarte esperanza,

porque tus ojos y fresca sonrisa,

llegaron a mí sin tener vergüenza,

derrochando vivacidad y mucha simpleza.

 

Me gustaría llamarte esperanza,

porque quiero que fuese la mía,

prefiriendo aquello que tanto quería,

diciéndote amor para toda la vida

 

 

Orlando Mario Soverchia- YoAmor

 

 

LO QUE TENGO… Y QUE HACER



Sé que tengo amor, que me gusta darlo.

Sé que ahora estoy en deuda con mi alma.

Necesito que repose es una simple bahía de esperanza.

Dejar que los sueños me atrapen.

Reconstruir las huellas profundas,

que maltrataron mi andar.

Adormecer las tristezas que ambulan sin piedad,

 enfrentarlas sin vergüenza y dominarlas en cada lugar. 

Pucha carajo, cuantas flaquezas y necesidades,

cuantos reproches de tantos pesares.

Pero aún vivo en este mundo, muriendo por el pasado,

y la porfía de mi corazón, requiere de mi razón.     

Por esto y por lo que tengo, debo atrapar a esa mujer,

que me ayude a lograr un poco de paz.

 

Orlando Mario Soverchia- YoAmor