martes, 3 de enero de 2023

 

ERES


 

Esta noche…

Eres mi ilusión, mi soledad, mis recuerdos,

mis alegrías, mis llantos.

Eres mis ojos, mis pensamientos,

mis gritos, mis nervios, mis celos.

Eres mi luna, mi sol, mi nobleza, mi pureza,

mi sonrisa, mi caminar.

Eres mis movimientos, mis pensamientos,

 mi cuerpo, mi dolor, mi vida, mi corazón.

Eres tanto amor, te amo tanto amor,

que eres para mí,

mi propio espíritu.

 

Orlando Mario Soverchia- YoAmor

 

                                              PRINCIPIO O UN FINAL

 


Muchas veces sentí la necesidad de escribir lo que mi conciencia necesitaba gritar. Muchas veces sentí la misma sensación de que todo es viejo y siempre existe algo nuevo por ver. Muchas veces sentí que cada palabra que adhiero en estos escritos siempre son del mismo contexto, del mismo sentir, de la misma intención, pero diferentes en tiempos de mi corazón.

Desde los días de mi niñez, siempre se hicieron iguales con distintos matices, con la misma lucidez profunda del miedo a la soledad y no sentir la compañía plena del ser humano, por supuesto, no lo analizaba en esos momentos, pero sí los recojo de los pálidos recuerdos, abrigando mis deseos con la simpleza de una infancia caprichosa, insatisfecha por la inmadurez de los propios sentimientos, cuales hoy, marcan el recorrido frágil de un desarrollo inmaduro.

Ahora en la estupidez de analizar razones envejecidas, irreparables, tal vez injustificadas de tantas anomalías, como hombre necesito enderezar, o buscar el rumbo que siempre inconsciente o conscientemente, fui desafiando, y la premura de la vida me arrasó, enfrentó, desafió, doblegó hasta sacarme toda entidad, que, por supuesto hacen hoy de mí, un ser vacío, sin saber de que me sirve estar en este lugar. Muchos o todos me marcan las razones, los porque o los momentos que dicen o me tienen que indicar el trayecto a recorrer, pero cuando sueltas el alma o la luz que la vida te da, nada se puede ver. Estoy ciego, los sentimientos que quisieron acercarse a mí, no los encuentro, o quizás ya no quieran habitar mi mundo, sé que estoy tras ellos, corro y corro, pero pareciese que ya no se hallan a mi alcance, dejé que se vallan hace tiempo, pero éstos, más audaces y eficaces, no me esperaron ni me dejaron muchas oportunidades para que lo logre, cuando tantas veces los trampee.

De que  vale creer que estoy en esta vida, si mi alma no sabe sobrevivir sin la compañía de todos los que formaron mi existencia, porque ella se integró con alegrías,  sacrificios, muchos dolores y angustias de seres queridos, que ahora solo se sienten defraudados, pero comprometidos, no por lo que soy, sino por el hecho de no desecharme, con  responsabilidades para algunos, nostalgias y recuerdos para otros y tal vez, algo de querer para pocos, pero nada me deja ya  tener otras tantas oportunidades que  ofrecieron sin matices ni condiciones.

Creer que el amor de otros nunca se maltrata, se lastima o muere, fue la soberbia de un imbécil engreído y es lo que hice, subestimé a un amor puro, sincero e incondicional, para luego culparlo de que ya no existía en mis razones y convicciones y ¿ahora? Como lo puedo resucitar cuando lo sentí bajo mi ser, agonizar y pedir vivir hasta el último hilo de suspiro.

Que cruel fue mi razonamiento, que poco inteligente fue mi pensamiento, al matar toda esa vida con vivencias sucias, paganas y vergonzosas.

Una mañana más, una tarde más, una noche más, un día más, un mes más, un año más, cada segundo de estos tiempos que recorro una y mil veces se enfrentan entre sí con la reflexión de poder con el pasado maltrecho, después de una guerra de locuras y acciones fraudulentas.  

Pregunto… ¿Es un principio o un final o es el principio de un final…?; escribo cada palabra, cada pensamiento, cada remordimiento, cada arrepentimiento, para que algún mañana, alguna tarde, alguna noche, algún día, algún mes o algún año, revisen mis cosas, mis recuerdos, mis objetos o tal vez las ganas de alejar todo lo que me pertenecía, para que alguien cualquiera, se detenga a leer por qué mi conciencia, mi alma, mi razón y mi corazón, no supieron entenderse jamás. Tal vez ese tiempo esté muy cerca o tal vez no sé cuándo, pero sé que mi otra vida me está buscando, me exige que no demore, que hay gente esperando mi partida, algunos no creen que estoy haciendo mis valijas, siento que debo hacerlo, muchos ya lo hicieron, mientras otros piensan, que es el final.  

 

                               Orlando Mario Soverchia-YoAmor