Viento, estas golpeando mi
puerta, me traes noticias de algún recuerdo, de escenarios de algún momento, me
acercas remembranzas al mover los árboles, soldados de tu accionar, para
aventar desánimos de soledades, sin ver a nadie, todo se mueve en cámara lenta,
sin ruido, alguien en la lejanía, estira su mano, habla con alguien, yo, no escucho, el único registro son tus quejas en
mi puerta. Esto, encomienda mi repaso a diferentes instantes, como una búsqueda
en una valija de memorias, las elijo de acuerdo a su tiempo más distante, casi
enumerándolas, para no perderme en las tinieblas de la confusión. Llega el primer mejor
momento, es cuando tuve mi primer regalo, pedido a la tradicional navidad del
niño Dios, todo es sonrisa con ojos brillosos. Aparto la página de ese ciclo,
para ojear la próxima secuencia del siguiente tiempo, al golpear mi corazón mi primer atracción, todo se mueve
sin saber dónde van las realidades,
flotando entre el delirio y los colores, cuando la próxima detención el
corolario del amor consumado. Los pimpollos aparecieron dejando los tres frutos
más maravillosos de la vida, dando vuelta la hoja, ya el tiempo gastaba el mío,
dándome retoños de nuevos cultivos, pequeños inocentes y puros, jugando sus
ojitos con libre despertar, haciendo la más hermosas de mi sonrisas. Tengo en
mis manos pliegos de otras tantas que releía muy por arriba, donde se
confundían entre las buenas y malas épocas, fue cuando soltando de a poco, esos
escritos imaginarios, cayendo y golpeando en la dura soledad del silencio,
llegaba al repaso de cuál fue mi mejor momento, donde todos estaban en un
inmenso libro de mi vida, pero como una luz fugas, latiente, golpea una imagen
con pensamientos perdidos, casi sin encontrar lugar donde descansar, quiero
buscar un terreno para cada uno y sentir cual es el siguiente mejor momento,
sin darme cuenta todo mi ser, mi alma, mi corazón se detuvieron en un solo
pensar, paralicé mi vida, concluí mi búsqueda, estacioné mis sentidos y
fue que una nueva página, se encontraba
escrita, haciéndome saber que mi mejor momento aún no había llegado, conmovido
acerqué esa hoja imaginaria iluminada, leyendo que mi próximo mejor momento, es
cuándo Dios me quiera perdonar, teniéndome en sus brazos.
YoAmor