ESA MUJER
La vida
me dejó caminar libremente,
hasta que
me buscó, me alcanzó,
me
abrazó, me apretó, me asfixió.
Nada en
ese momento, podía liberarme
a una
tranquilidad habitual de esos días.
Y en un
instante, todo me lo devolvió,
cuando
dejó que esa mujer, reclame mi libertad.
Sus ojos,
brillantes llenos de inocencia recorrían mi ser,
la
sonrisa, era la novia de sus carnosos labios,
su voz,
la melodía de una sinfonía de ángeles,
su
ternura me abrazaba, sin ganas de que me suelte,
su vida
cruel, ejemplo de la desdicha,
su corazón,
maltratado por el desamor de los otros,
su
figura, la increíble imagen, de una criatura sin cuidado.
Pero su
alma, llena de sentimientos acongojados,
necesitados
de caricias y de besos.
Besos que
fueron, paños fríos de mi dolor,
y las
caricias, en las mejillas de mí soledad.
Esa
mujer, me encontró arrodillado,
en el
altar de mi vida, me tomó en sus brazos,
levantó
mi frente hacia aquel horizonte que no era mío.
Apretamos
los cuerpos huérfanos de comprensión,
y mi alma
sintió, que mis sueños de amor,
lo tenía
esa mujer.
Orlando
Mario Soverchia- YoAmor