sábado, 5 de junio de 2021

 

TE NECESITO


 

Te necesito en este capítulo de mi vida,

en el presente, en el futuro,

y siempre te necesitaré porque tú, eres yo.

Por ti veo, por ti respiro,

si tu no estas muero de tristeza

y si estás, estallo de alegría.

Te necesito para gritar de placer en silencio,

y callar vociferando, para alcanzar tu alma.

Necesito todo de ti, pues eres lo único para mí.

Puedo ser bueno, puedo ser malo,

pero lo único que no puedo, es dejar de ser

la persona que genere este amor profundo por ti.

No me dejes, te necesito,

para poder seguir adelante, dando pasos de amor,

 y perseguir la felicidad a tu lado.

 Necesito que estés aquí,

quiero sentir el roce de tus labios,

la felicidad de tu piel, y la canción de tu corazón.

No me dejes nunca, porque ese nunca será,

el siempre necesitar de tu esencia.

 

 

Orlando Mario Soverchia- YoAmor

 

AMORES

 


Escribir la palabra amor es ser audaz, imprudente, no siempre un hombre es capaz de hablar de amor o del amor con suficiente sabiduría por lo que significa esta bellísima y mística palabra. En cuanto a mí, arriesgo sintiendo la necesidad de contar lo que representa en mi vida: Un mensaje celestial terrenal al despertar; Provoca pasión y odio, fantasía y realidad, locura y cordura, ternura y arrogancia, alegría y tristeza. Tan sublime sentimiento transforma a la persona de un segundo ideal, al instante fatal, todo lo mueve, lo eclipsa, lo engrandece o disminuye.

¡Cuántas veces por amor nos sentimos dueño de la vida teniendo todo... y por él nada...! Con amores diferentes y por amores diferentes formamos nuestras vidas; El amor de la inocencia, un hijo; El amor de la pasión, una mujer o un hombre; El amor de la ternura, una madre: Estos son mis tres amores, mis hijos, mi amada, mi madre, son los que marcaron mi existencia con aciertos y desaciertos.

Mi madre... es el amor perfecto, simple y puro, siento de él alegría, ternura bondad, lo entrega sin condiciones y con integridad. Nada lo deja al azar, percibe todos mis sentidos en una instancia, aunque no esté junto a ella, solamente el instinto de ese amor encarnado en ese ser, lo controla en un puñado de amores celestiales.

Mis hijos... es el amor de un amor, donde deposité las mejores ilusiones, mejorar con ellos mis errores, poder realizar proyectos no cumplidos y sentirme realizado con el fruto de mi existencia, en un ser tocado por la vida.

Mi amada... es el amor real de mi persona, me siento alegre, me siento triste, soy un gran hombre, soy un pequeño ser; Juegan las fantasías, corren ilusiones, pero siempre soy un chico o un envejecido enamorado. Me entrega todo o me roba todo, discuto con ese amor para sentirme más consciente, peleo con ese sentimiento que siempre está reclamando los recuerdos de viejas semblanzas.

Por estas pequeñas razones, por estos sensibles motivos están dentro mi ser, junto a mi corazón estos AMORES.

 

                                                Orlando Mario Soverchia- YoAmor

 

AMOR SIN MEDIDA


 

Estoy aquí, conmigo, intranquilo, pensativo, sin saber el porqué,

 pero siento algo en mi pecho que no me libera.

 Me pongo firme en mi estado, quiero sentirme superado,

 pero este sentimiento que tengo por ti, me hace preocupado.

 Como puedo sentirme triste si estoy enamorado…

 Porque mi conciencia me habla ocupando mi mente,

 diciendo que solo yo soy el que quiere, y para ti, solamente un estado.

 ¿Soy un niño mimado, o un hombre desencantado?

 ¿Soy un pobre soñador, y tú una mujer liberal?

 Porque sí, sé quién soy… Soy ese hombre que ofrece,

un amor sin medida.

 

Orlando Mario Soverchia- YoAmor

 

 

 

                                         ABUELOS



Viajando por la enmarañada  vida, me detuve en una parte de ella,  fue el momento que necesité para contarles  a ustedes… mis hijos, cuánto hay de sus vidas formadas por sus abuelos. El tiempo parece tan lejano y a la vez tan cercano, que hoy los recuerdos se hacen presentes. Eran pequeños con diferencia de dos años uno de otro, ustedes los varones, y ocho después llegó su hermana. El trajinar de su mamá y el mío era tan exigente, que sus nonos, entraron en nuestras vidas como parte de una necesidad derivada a un mismo amor. Por suerte para todos nosotros, estaban  para brindarles todo a sus nietos. Desde muy temprano, las abuelas  se hallaban junto a ustedes, los mimaban,  jugaban, y se repartían el día para cuidarlos, y así tenían el mismo contacto con cada una. Y contigo mujercita ¡!!… Fue distinto, por el solo hecho que tus hermanos, ya grandes, tú tenías un trato muy diferente a ellos, eras la bebé. Hacían una trilogía, nietos, abuelas y abuelos. Desde muy pequeños a los tres les enseñaron su forma de vida, sus costumbres, sus experiencias. El tiempo que les dedicaban eran  como si fuesen uno más de sus amigos, jugaban a las cartas o cualquier juego de mesa, contando cuentos, muñecas, juguetes de nenas, y en algún momento, se hacían cómplice de las inocentes travesuras. Cada deseo de ustedes, para ellos eran una orden, no había tiempos, límites y situaciones que se interpusiese  al pedido que les demandaban. Cuando nos descuidábamos les habían comprado golosinas, regalos de los que se les podía ocurrir, pero ellos, nada los detenía, eran sus nuevos motivos de vida, diría que sobrepasaba al amor de sus propios hijos. Era tan grande el sentimiento de ellos hacia ustedes, que todo quedaba a segundo plano, comprometidos de mente y corazón, por el pedido nuestro de que los cuiden. Los problemas de salud y hasta sus propios tiempos, quedaban postergados. A medida que iban creciendo, exigían más de sus vidas, momentos, cuidados, consejos, hasta ser anfitriones de amistades en sus propias casas, pero no les importaba que no tuvieran privacidad, o postergar  compromisos con sus familiares, solo la necesidad de tenerlos consigo y participar de sus alegrías, era motivo para que todo lo dejasen para otra oportunidad. Fueron pasando los años, ustedes crecían y ellos envejecían, ustedes los retaban y ellos obedecían, pero eran felices igual, porque los tenían ocupados.  Sabían que de a poco se alejarían, y por tal razón aceptaban esas condiciones. Ustedes se hicieron hombres y mujer, tenían vida propia e independiente, motivo que no observaron, ellos los veían distanciarse, necesitaban más de ustedes, como así también, se fueron dando situaciones, donde los tenían que ayudar. Decayeron, comulgaron con los sentimientos encontrados de la indiferencia… Y no se dieron cuenta, que los abuelos más los necesitaban, porque no había y no hay momento que no pregunten por cada uno de sus nietos. Algunos nonos ya han partido, y los demás están marchitando entre enfermedades y torpeza del tiempo, pero siguen preguntando y preocupados por sus nietos. Ya solo se conforman con la información de lejos, uno todavía, algo de independencia tiene, el otro, solo un  pálido reflejo de intenciones  de su autonomía. Descansan obligados en sus asientos dejando que las personas que están a su alrededor, dispongan de sus días. Días que le son difíciles, días copiados de la rutina, días que nunca pasan y a la vez, los exigen a su ya lento transitar. Por eso en este párrafo de recuerdos y algo del hoy, les digo que yo también soy abuelo, pero también me he dado cuenta, que los nonos que han tenido y tienen, fueron y son mejores, de lo que soy. Ah!!! … Preguntaron por ustedes…      

                                                               Papá

 

                             Orlando Mario Soverchia-YoAmor      

 

 

 

A TUS PIES

 


Aquí estoy, solamente con tu imagen y tu figura.

Me detengo en mi transitar y me pongo a pensar.

¿Eres tú la que me hace estar así, la que transforma mi persona?

¿Eres la imagen que manipula mis sentimientos,

o solamente una bella mujer que conquistó mis contentos?

Me someto a tus debilidades, a las insolencias de tu manera de ser

que quiere todo, y lo tiene todo de mí, con humildad de mis sentidos.

Posees mi único amor en tus manos, donde has hecho de él,

un montón de sentimientos en ruinas,

donde tu alma se sintió satisfecha, por observar tan cruel destrucción

y contemplarme a tus pies.

 

 

Orlando Mario Soverchia- YoAmor