SENSACIONES
La noche
nos alcanzó, los pensamientos se juntaron,
y el
deseo se apoderó de ese instante que tanto deseamos.
Nada se
interpuso entre nosotros, solo nuestros cuerpos y la piel,
los besos
fueron el primer paso a nuestras ganas, uno tras otro.
Mis manos
comenzaron a recorrer su cuerpo muy lentamente,
su cara,
cuello, pechos, cintura y muy suavemente entré en sus muslos.
Sus ojos
se cerraron, su boca se entreabrió con sus labios humedecidos,
mis
piernas sobre las suyas me hicieron sentir muy pegado a ella:
Mordidas
muy suavemente hacían el recorrido de arriba abajo y de un costado a otro.
Me
prohibía seguir adelante con mis deseos, para imaginar que mucho faltaba,
suspiros,
respiración profunda, el sonido de los besos sobre los cuerpos
dibujaban
su cadera, apretaba sus nalgas, rosaba su venus, todo en un solo instante.
Contorneábamos
las figuras, ondulábamos el frenesí y nos sentíamos más juntos.
Sus manos
entre mis piernas, atrevidas buscaban mis partes,
mi cuerpo
se entregó a sus caricias, besos, y más caricias y más besos.
Nos tocábamos,
nos alejábamos, nos mirábamos, nos besábamos y otra vez pegados.
El juego
de ese estado de perdición y de movimientos lentos, nos pusieron al borde de la
inconsciencia,
perdidos
en la cama por no saber que hacer de todo lo que sentíamos, el silenció grito
lujuria.
Un grito
de placer, un movimiento sobre ella, estaba divulgando las sensaciones de
habernos amado sin control.
Orlando Mario Soverchia- YoAmor
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