NO ESTÁS
Me senté
en el lugar donde escribo, prendí la luz, miré a mi alrededor, todo era calmo, mi
mesa de trabajo estaba llena de apuntes, libros, mis anteojos a un costado, los
tomé y cuando me los iba a colocar, vi tu foto en el portarretrato que tú me
diste, detuve los pasos a seguir, lo hice mío para pensar cuanto tiempo de mi
vida te habías llevado. Estabas alegre, posabas de una manera muy sensual, realmente
hermosa, tu vestido rojo y el pañuelo que te había obsequiado para tu año más
de vida, estaba decorando toda tu hermosura, plasmé momentos inolvidables que
vivimos juntos, situaciones entre familia, discusiones tensas que nos enseñaron
a crecer y lo maravilloso de sentirte mujer, me hacías hombre pleno. Tu cuerpo
lo desnudé tantas veces como la mente me lo permitía, tu voz fatigada por el
amor, tus labios humedecidos, enrojecían por los besos llenos de pasión. Estabas
ahí, frente a mi mirada penetrante en esa postal, cada tic tac de ese reloj
frente a mí, era la única música que mataba el silencio de los recuerdos, mis
ojos comenzaron a cubrirse de lágrimas, mis manos muy lentamente trataban de secarlas,
pero cada vez más se llenaban de dolor y tristeza. El llanto ganó mi estado y
no pude contener el grito de… ¡Mi amor porque te fuiste!... Nadie respondió a
esta pregunta, solo la soledad de la verdad estaba a mi lado, donde me contaba
que nadie sabía dónde, solo una respuesta de tu existencia de aquella mañana
cuando nada de ti habías dejado, solo vacía nuestra cama, tus pertenecías no
habitaban nuestra casa, solo y simplemente mis recuerdos de cuanto te amé.
Orlando
Mario Soverchia- YoAmor
5.6.2016
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