El tiempo me pide que a la vida la tengo que transitar.
El tiempo me dice que haga todo lo que debo hacer.
El tiempo me pide que a la vida la tengo que transitar.
El tiempo me dice que haga todo lo que debo hacer.
TANTAS COSAS
Tanto pienso en vos,
tanto quiero expresar,
tanto te haría y sabes una cosa,
solamente quisiera mirarte,
desearte y después decirte… nada.
Porque así, pienso mucho más
en tenerte a mi lado.
Y las cosas que pienso son tantas,
Que nunca se irán de mi corazón y mi alma.
SIN LIMITE
Noche de
instinto de un enamorado, sin límite.
Madruga
de suspiros, sueños y placer, sin límite.
Momento
de sentirse indefenso sin límite.
Jugando
con la inocencia de un querer puro, sin límite.
Temblando
las pasiones sacudidas por el éxtasis, sin límite.
Tormentos
de pensamientos hambrientos, sin límite.
Ternura,
besos, caricias y desenfreno, sin límite.
Intimidad,
posturas lésbicas y orgasmos, sin límite.
Terminar
desencajados, entrelazados, y excitados, sin límite.
TE ESCRIBO
¡Hola!!! … sabes que me gusta
escribirte así,
de repente, sin pensar lo que te
voy a decir.
Solo anoto lo que tengo en mente,
en mi corazón.
Lo que dicta mi conciencia, y
grita mi alma.
Sin versos, ni control de
errores,
ni tiempos de verbos y
vaciando la esencia de mis ideas.
A ti mujer, me apasiona tu
mirada,
tus labios, tu sonrisa, tu voz,
y las vivencias de tu vida.
Me enternece tus gestos,
tus expresiones de sentimientos
nobles y bonitos.
Así, sin ser un poema de amor,
Tan solo unas líneas de todo lo
que siento en mi ser.
Porque... simplemente te voy a
escribir que...
Estoy enamorado de ti, mujer.
Orlando Mario Soverchia- YoAmor
LO QUE SOS Y HACES
Eres la mujer pervertida,
lujuriosa y trasgresora de los instintos.
Me calientas, me existas.
Me abochornas con tus juegos.
Me tientas sin pedir permiso.
Me entregas las tentaciones sin grises.
Me embriagas y me debilitas con tus gestos.
Me derribas con tus caricias.
Me enloqueces con tus besos.
Me saboreas, cuando me pierdo en tus
extrañas.
Me tientas a la locura sin igual.
Me juegas con tu mirada desencajada.
Me quitas todo poder.
Me haces tuyo sin medida.
Me aprietas sobre tu cuerpo sin límite.
Me hablas jadeando en mis oídos.
Me dejas tendido sin respiro.
Me amas hasta que mi existencia muere
feliz.
Me eres fiel, sincera y afable sin
condición.
Cada segundo, cada momento, cada día,
te prefiero como mujer degenerada de amor
y leal,
que mil putas juntas,
me engañen con sentimientos falsos.
Orlando
Mario Soverchia- YoAmor
LA ESPERA
Amanecía, el sol acariciaba su rostro atormentado por no
dormir.
Razón… no lo sabía… o sí, sentir su pecho aprisionado
por la confusión de sentimientos enlazados.
Quería levantarse de un solo movimiento,
salir de aquel torbellino de ideas maltrechas,
pero su cuerpo vencido, cansado, renegó de ese instante.
Relajó su postura, dejó sus brazos sobre su pecho,
miró a su alrededor, las paredes lo observaban.
Los pensamientos comenzaron transitar su despertar,
su mirada de tristezas dejaba saber,
que su corazón estaba llorando.
Su alma solitaria vagaba en su interior,
buscando entender aquella situación,
sentirse renunciado de un nuevo querer.
Cuando al instante de un pestañear,
se había dado cuenta que esa mujer,
lo abandonó con la espera de un, TE AMO.
Orlando Mario Soverchia- YoAmor
EL VIAJE
Podrás festejar con tu familia,
donde lo más importante, es hacer un balance de este año, y aclarar tus
pensamientos, para que te acerques por quien estás pensando.
No lo dejes que se aleje, no lo
esperes, solo ve por él, y dile cuanto lo extrañas, lo necesitas y cuanto
piensas en él.
Nada es complicado
si tú misma no piensas en ordenar lo que ya está en su lugar.
El
Año que te espera, es donde ya tendrás que darte cuenta, cuanto te gusta, ya es
el tiempo que debes subir a ese viaje sin mirar atrás, ni detenerte a escuchar
a nadie más.
Que
pases los mejores momentos, que sientas las lindas sensaciones del corazón, que
tus ojos miren a quien mirar, y tus palabras no cambie lo que pensás.
Esto lo lees, lo imaginás, lo sentís, y te
sonreirás.
Orlando Mario Soverchia- YoAmor
EGOS
Saber dónde estoy,
cuando empezar,
Cuando parar o cuando
seguir.
Movilizar mis deseos,
buscar sentimientos,
Construir mis
instintos y comenzar a existir.
Noté distracción en
mis pensamientos
Con recuerdos
perdidos y un tanto confusos.
Mezclando razones y
tal vez las tenga
Sentí impotencia por
tanta vergüenza.
Traté de buscarme
entre muchas flaquezas
Sentirme golpeado de
injustas respuestas.
Volví a insistir
entre grandes revueltas,
Encontrando la nada
razonando la espera.
Volver a mí, sentirme
que siento,
Buscar fantasías con
algunos aciertos.
Dejar que el pasado
le cuente al futuro,
Y que nada arrastre
lo que nunca hubo.
Rehacer mis amores un
tanto lejanos,
Fabricar contenciones
con grandes pasiones.
Resignar que mi alma
goce de aquellos placeres
Sentirme aliviado
desertando mis penas.
Llegar a pensar cual
realidad es el presente
Sentir las virtudes
que están latentes.
Jugar con los hechos
de grandes encuentros,
Realizar lo posible
de mis espejismos.
Concluyendo mis días
abrazado a sucesos,
Aquellos que tantos
sostuvieron proezas.
Otros mutilando
ilusiones perdidas,
Pero ese final tal
vez nunca llegue.
Orlando Mario
Soverchia- YoAmor
MADRE…
Mamá… joven mujer…
cuando un día decidiste entregar tu cuerpo y generar la divina creación de un
hijo, todo fue amor desde el primer instante de pensarlo. Pusiste todo tu
cuerpo a su disposición, hasta tu propia vida, te protegías hasta privarte de
lo que más te gustara, pero todo era para la vida latiendo en tu panza. Yo, sin razonamiento, latía ahí, ahora tu amor
me lo hace recordar. Cada día tu cuerpo cambiaba, tus sentimientos más fuertes,
ansiosos, preocupados por mi crecimiento, te hacía linda, mimosa, sensible,
llena de pureza. Tus manos me acariciaban suavemente en todo momento,
trasmitiendo amor y más amor, celosa, orgullosa caminabas de un lado a otro,
mostrando el poder de lo que logra una mujer, tus ojos brillando contando alegría.
El tiempo se acercaba, cada día era un hoy, recordando a tu madre que ya no tenías…
te sentías única en ese instante, la vida te llamaba, revelabas dolosa alegría
y un llanto, te dijo… ¡Aquí estoy!!! Llorabas, me mirabas, mientras tu cuerpo
cansado, con los brazos temblorosos, extendiéndolos para sentir y oler parte de
tu cuerpo, y llegué… necesitaba el calor
que tú me diste en nueve lunas. Cobijaste aquel pedazo de existencia entre
mantas, besos sobre mí, buscabas mi boca para continuar el nacimiento, donde
tus pechos calmaban, mi confundida nueva vida. Todo corría… etapas con preocupados
controles, alegrías y festejos. Mis primeros pasos, los viste como él día increíble
de lo que habías soñado, tambaleante extendía mis brazos en alto, para mantener
equilibrio. Tu sonrisa, tus palabras, eran el imán de tu corazón orgulloso, me
apretaste fuertemente, las lágrimas llenaron tus mejillas al ver que ya tenías
tu amor caminando. Pasaron los años, distintas experiencias y jamás me
faltaste, el tiempo hizo su trabajo, cuando la adolescencia golpeó nuestra
casa, mi ser independiente parecía que todo lo obtenía, muchas veces recriminé
que tu no sabías, pero siempre tu amor, yo lo tenía, sin darme cuenta en esos
días que, sin ti, nada podía. Atenta a mis vaivenes de persona adulta, con solo
mirarte ya lo sabías, te sentabas junto a mí, escuchabas, a veces charlas alegres,
otras tristes, pero tu fuerza siempre fue el sostén. La vida me alejó de tu
guía, pero nunca dejaste de atender situaciones, dulcificabas mis tristezas y
ya todo cambiaba. Mamá… junto a mis hijos y nietos, sos el eje de mi vida,
nunca quisiera que sufras, que llores, que enfermes como lo estás, pero Dios te
observa, no te hizo una vida fácil, siempre sufriste con injusticias y dolores
profundos, y a pesar de eso, siempre tiraste de ella, sin que importe más que
dar tu amor, hasta peligrar tu presencia en este mundo. Cada día que pasa es un
desafío a tu cuerpo, vives por tus hijos, tu esposo y tu familia toda, pero sé
que cada mañana, eliges que dolor convivirá contigo. Soy un hombre adulto, pero
soy tan chico a tu lado como el primer día que me tomaste en tus brazos y me
besaste. Mamá TE AMO, y no quisiera que la ley de la vida cumpla con el
veredicto cruel, porque ese día madre… ese día, mi alma se irá contigo.
Orlando Mario Soverchia- YoAmor
INTENCION
Te
tomé de la mano,
las sentí temblando y caliente.
Miré
tus ojos, brillaban de dulzura.
Miré
tu boca, sonreía con picardía.
Miré
tus labios, mojados de pasión.
Miré
tus caderas, zarandeaban suavemente,
Miré
tu cuerpo y.… no quiero pensar,
solo
digo…- Te deseo amor.
Orlando Mario Soverchia- YoAmor
QUIEN SOY
Escribir de mí, es como escribir con tiza blanca en una pared
blanca,
nada se vería y nada se sabría.
No necesito comentar quien soy y como soy,
la gente y la vida misma narra mi historia,
buena o mala, pero dibujan mi camino.
Manifiesto la armonía del placer,
la lujuria del deseo y la ternura del querer.
Todo lo que siento y pienso,
todo aquello que me haga sentir que estoy en el lugar correcto
y compartir mis pensamientos… Como el amor de mi alma,
lo expreso con fuerza sin vergüenza y sin miedo.
Es el gritar los sentimientos de mi corazón,
es la esencia de mi vida,
es el frenesí de mi conciencia,
es el amor que tengo para amar,
es amar a la vida y a mi propia vida.
Porque he nacido por un amor,
vivo por un amor,
y por amor he de morir.
Orlando Mario Soverchia- YoAmor
MI MANERA DE
AMARTE
Tantas
formas de amar de mil maneras, como tantos otros lo harán, pero yo, tengo una
sola manera de amarte, a mi manera. Principalmente por ser mujer ya para mí es
todo, es especial, extraño, sensitivo, nerviosismo, paradisíaco… Sí, porque es
cuando tú y yo nos acerca un especial motivo, AMAR. Amo todo de ti, siento que
nada dejo de ver en tu interior, cada parte de ti es mío como lo mío es tuyo. Nada
me detiene mirándote a los ojos y a tus labios, tomándote de las manos tal vez
transpiradas por sentirte que ya estas cerca, me aproximo a tu cara, la roso
suavemente junto a la mía, quiero sentir la delicadeza de tus mejillas y mi
boca susurrándote al oído, y un corto suspiro de placer a la sensibilidad. Nos
buscamos entre los labios y dejamos que solos se vayan humedeciendo con el
sabor del otro e ir al encuentro y mojar nuestras lenguas muy suavemente. Mis
brazos ya no están en tus manos, te abrazan, acaricia tu espalda y aprietan tu
cintura como si ya todo está para mí, dejando que tu impresión del momento
afloje todo tu ser, esperando tus caricias como las mías permitiendo que lleven
el trayecto en los caminos de nuestros cuerpos ya temblorosos pero deseosos. Mi
boca no deja de sentir tu piel entre un beso y el otro, como lo mismo de los
tuyos, te miro a los ojos, están casi rojizos y lagrimosos pero apasionados, los
míos te buscan entre tu ropa, nada nos deja hablar solo sentir el suspiro, la
sensación del placer, como si el silencio y la pausa de nuestros movimientos
sea el baile de una sinfonía de amor. Nuestras figuras se van acercando cada
vez más, nuestras manos ya no alcanzan con las caricias y recorren cada
singular parte de nuestros cuerpos, donde te indico el camino hacia el encanto
de nuestra piel. Quiero tenerte todavía erguida junto a mi cuerpo, necesito
desearte, sentir que el tuyo me pide lo mismo y te recuesto sobre un colchón de amores y cada
cual busca la libertad de sus cuerpos, para que se encuentren solamente con el
sudor y el aroma de un amor, ¡y amarte!... amarte a mi manera.
Orlando Mario Soverchia- YoAmor
PREGUNTAS
¿Te quise alguna vez?
mucho y siempre.
¿Me quisiste en algún momento?
No escuche, tu mudez me está respondiendo.
Tal vez sientas dolor en tu voz,
o solo no puedes o no quieres hablar.
Que sucedió con tus gestos de amor,
y que confusión te llevó a ultrajar mi conciencia.
Quisiera sentir razones piadosas,
o entender algún malestar.
Tallaste los sentimientos con gubias desafiladas,
lastimando la madera del corazón,
y no ensayaste mejorar el arte de amar.
¿Pero sabes qué?
Prefiero no hacer más preguntas, porque en verdad,
no tengo ganas de escuchar,
las crueldades de este silencio.
Orlando Mario Soverchia- YoAmor
¿ME ENAMORE?
Me enamore, sin saber porque me enamoré de ti.
Creo que me enamoré de tus ojos, de tu pelo, de tu boca.
Me enamoré de tus labios, de tu piel, de tus manos,
Sí, creo que algo me gusta de vos, porque también me enamoré,
de tu sonrisa, de tus dientes, de tu mirada, de tu cuello.
Si, si… porque me enamoré de tu figura angelical, y de tu
ternura.
Me enamoré de tu caminar, de tus piernas, de tu andar.
Claro ahora me doy cuenta, que algo había, porque me enamoré.
Me enamoré de tu voz, de tu trato hacia mí, de tus enojos.
Siento que me enamoré de tu vida, de tus amigos, de tu
familia.
Me enamoré solamente de todo tu ser.
Creo que algo de vos está llegando a mis ojos,
me parece que me enamoré de vos, por lo que siente mi corazón.
Orlando Mario Soverchia-YoAmor
Los dos cuerpos desnudos…
Miré tu figura sin nada y tu mirada en mi
cuerpo sin ropa, los ojos no sabían que reflejar. Las bocas entre abiertas y
los labios mojados se mordían entre sí. Nos gustaba desearnos, tocarnos y no
tocarnos, cada parte de mí, empezaba estar caliente y tú, temblando por tus
deseos en sentirme. Nuestra respiración comenzó hacer más profunda y más
sentida, los ojos brillosos comenzaban lagrimear, los suspiros eran el reflejo
de nuestro estado y todo se borró a nuestro alrededor. Ya nada importaba que
las ventanas estuviesen abiertas, la privacidad se quedó en el apetito de nuestros cuerpos, jugamos con las
puntas de nuestras dedos, el mío en tus pechos y los tuyos en mi cuerpo, cada
instante se reflejaban en el cosquilleo que sentíamos, nos acercábamos hasta
sentirnos piel con piel, los dedos no fueron suficiente y las manos llegaron a
nuestra intención. Suave fueron las caricias, los poros se sentían rasposos,
signo de goce y encanto, ya nada era distancia, solo dos figuras apretados,
revolcadas en la lujuria por sentirnos abrazados y deseados. Tus manos llegaron
a mis partes y tu boca quiso mi verga, todo era desenfreno de pasión y codicia,
me pediste que te bese y mis labios, a tu vagina mojada y caliente. Los besos
de los dos, nos hicieron vivir el encanto del goce, y sin darme cuenta, estabas
de espalda ante mí, diciéndome.- Soy
tuya. Todo se volvió descontrol, tus nalgas eran el sostén de tu cuerpo parado
convulsionado hacia adelante y atrás, me gritabas con exaltación que eras mía y
sin pensar en nada más lo que sentía,
mis manos apretaron más aún tus pechos, mordí tu boca que me la ofrecías y
juntos llegamos a la locura de un hermoso orgasmo de amor.
Orlando Mario
Soverchia- YoAmor
LA
VIDA ME ENSEÑÓ
La vida me enseñó, lo que yo
elegí
La vida me enseñó, lo que
creí que era para mí
La vida me enseñó, que no es
aquel sino soy yo
La vida me enseñó, que no
soy el único en este mundo
La vida me enseñó, que no
siempre se puede ser feliz
La vida me enseño, que nadie
es más importante que el otro
La vida me enseñó, que se
sufre sin que nadie se dé cuenta
La vida me enseñó, que
cuando necesito no siempre lo tengo
La vida me enseñó, que se
hace daño sin saber cuanto
La vida me enseñó, que el
amor no siempre es recibido
La vida me enseñó, creerme
un salvador y solo fui, una simple posibilidad
La vida me enseñó, esperar
no alcanza, sino tengo que ir
La vida me enseñó, que
siempre estoy aprendiendo, pero talvez nunca aprendo
La vida me enseñó, que no
siempre lo que vea es una realidad
La vida me enseñó, que la
imagen que doy, es la que otros les gusta ver
La vida me enseñó, que no
tengo la verdad sin saber
La vida me enseñó, que nadie me querrá más que mi propia alma
La vida me enseñó, que
llorar es una posibilidad de muchos
La vida me enseñó, que no
puedo ser siempre alegre
La vida me enseñó, que al
que se quiere no es tu derecho
La vida me enseñó, que el
grito no es para que otros se den vuelta
La vida me enseñó, que la
palabra que se dice suave, es la que queda
La vida me enseñó, que la
tristeza me hace más terrenal
La vida me enseñó, querer
explicar lo que no quieren, no la entenderán
La vida me enseñó, correr
como loco lo que deseo, más se me aleja
La vida me enseñó, que no se
puede ser ansioso, porque todo se pierde
La vida me enseñó, que los
años no siempre es un aprendizaje, sino pueden ser malos ejemplos
La vida me enseñó, que
aprendí lo que no debía aprender
La vida me enseñó, que tengo
tantas razones para vivir, pero otras por no hacerlo
La vida me enseñó, que
seguir adelante a veces me hace débil
La vida me enseño, que
cuando fui feliz, mire hacia otro lado
La vida me enseñó, que lo
perdido no se encuentra
La vida me enseñó, que
volver atrás, es vivir con rencores y muchas quejas
La vida me enseñó, que nada
es lógico, cuando uno se niega
La vida me enseñó, que estoy
en este lugar y al segundo fui pasado
La vida me enseñó, que me
hace mejor amar que odiar
La vida me enseñó, que
alguien se acuerda de mí, pero a muchos no les importo
La vida me enseñó, que no
siempre los sentimientos van a un buen destino
La vida me enseñó, que en
este mundo se está de paso, pero no nos queremos ir
LO QUE SI APRENDÍ, QUE LA
VIDA ME ENSEÑÓ, QUE MUCHAS COSAS NO LAS APRENDÍ.
Orlando Mario Soverchia- YoAmor D/R