NO
SUPISTE AMAR
Te conocí
por el destino fortuito, desatendí tu figura, seguí mi camino un tanto libre.
Nada me
hacía pensar que tú me observabas, tampoco quería conocerte. No estaba en mí,
saber
de otra persona
en mi vida, solo eran mis nostalgias y sentimientos maltratados de un pasado,
que me
trasladaban a escribir recuerdos de un volver a vivir, de recorrer errores,
sanar tristezas,
a reír.
Pero apareciste tú, con mirada seria, grandes ojos negros, tus labios carnosos
color grana, tu imagen joven, tu sonrisa apenas entreabría tu boca, tus mejillas
marcaban tu piel rosada, tu pelo largo y negro a
tu
cintura, fotografiaba una bella mujer. Sentí tu voz cálida, severa y débil,
para reafirmar tu vida.
Contaste
tu existencia casi sin pensar, con vergüenza, dolor, bronca, y casi confusa,
narraste
tu vida
con vivencias, y me di cuenta, que nunca supiste amar, solo fueron sentimientos
de un sentir.
Pretendías protección, escapar de lo que no
habías elegido, y la vida, te dio un sentimiento de paz, pero no un amor con
pasión, ese amor, que te haga sentir mujer, y jugaste la partida con fichas que
te han prestado.
Creíste
que eras la dueña de la verdad y de la razón, pero la vida, no dejó que ese hombre
angelical, que no supo darse cuenta que no te estaba ayudando, solo cumplía sus
propios deseos. Y el destino lo hizo partir, para liberar sus errores y corregir
tus desordenes. Pero te encontraste desorientada y un no saber qué hacer.
No
dejaste que la soledad te perseguida, joven y bonita, encontraste un hombre
prohibido, el tiempo, los quiso juntos, tuvieron hijos que muchos niegan o
rechazan, pero la vergüenza y no poder negarlo más, aquel hecho, acordonó su
responsabilidad. Volviste a creer que este era tu verdadero amor imposible,
solo que la única diferencia, él venía de un desconsuelo de un engañó,
necesitando cubrir su alma, con aquella bella mujer, y vos un hombre que te
daba estabilidad, supuestamente, era el hombre, el mejor que sé te había presentado
en la vida. Grave error, te manipuló, te usó, supo de tu frágil poder de
convicción, condicionó parte de tu familia y tu vida, deseó tu muerte y hasta
llegó lucrar con lo tuyo por su despiadada avaricia, pero lo más grave de todo,
nunca te supo amar, porque amar no es solo el placer del sexo y esperar el
final. Amar es oler tu piel, acariciar tu pelo, tu cuello, besarlo como si
fuera la primera y última vez, cuidarte en los más mínimos detalle de tu ser,
que no sufras, que no llores, y que rían juntos.
El
destino quiso que nada de lo que habías planeado, jugase con tus memorias y la
soledad te alcanzó, el miedo a tu vejez, y con apenas cuatro décadas, especulabas
con hombres maduros que te hicieran sentir mujer, creer que eras más joven en
la vida actual, solo pensabas en ti, solo querías sentirte que tu amor valía,
pero también los inventabas, para empezar una nueva ilusión.
Brincabas
con tus tiempos y el de los demás, siempre tropezaste con que nunca tuviste un
querer. Te sentías bonita, tu forma de ser te hacía desagradable, poco
comunicativa, nunca tuviste una intimidad de tu propio amor, lo que hacías, era
cambiar sentimientos, para crear etapas con amores inventados. Pero amar, no es
solo decirlo, amar es mirar a los ojos sin decir una palabra, las lágrimas
cuentan la alegría. Mirar las facciones de todos sus lados y la sonrisa nunca
termina. Es pensar en sentir los labios junto al otro, cuando cada abrazo es como
tener la luna en tus manos. Por eso no supiste lo que es el amar y nunca
supieron hacerlo, con ternura y pasión.
Orlando Mario Soverchia- YoAmor