EGOS
miércoles, 20 de octubre de 2021
Me gustaría
Saber dónde estoy,
cuando empezar,
Cuando parar o cuando
seguir.
Movilizar mis deseos,
buscar sentimientos,
Construir mis
instintos y comenzar a existir.
Noté distracción en
mis pensamientos
Con recuerdos
perdidos y un tanto confusos.
Mezclando razones y
tal vez las tenga
Sentí impotencia por
tanta vergüenza.
Traté de buscarme
entre muchas flaquezas
Sentirme golpeado de
injustas respuestas.
Volví a insistir
entre grandes revueltas,
Encontrando la nada
razonando la espera.
Volver a mí, sentirme
que siento,
Buscar fantasías con
algunos aciertos.
Dejar que el pasado
le cuente al futuro,
Y que nada arrastre
lo que nunca hubo.
Rehacer mis amores un
tanto lejanos,
Fabricar contenciones
con grandes pasiones.
Resignar que mi alma
goce de aquellos placeres
Sentirme aliviado
desertando mis penas.
Llegar a pensar cual
realidad es el presente
Sentir las virtudes
que están latentes.
Jugar con los hechos
de grandes encuentros,
Realizar lo posible
de mis espejismos.
Concluyendo mis días
abrazado a sucesos,
Aquellos que tantos
sostuvieron proezas.
Otros mutilando
ilusiones perdidas,
Pero ese final tal
vez nunca llegue.
Orlando Mario
Soverchia- YoAmor
sábado, 16 de octubre de 2021
MADRE…
Mamá… joven mujer…
cuando un día decidiste entregar tu cuerpo y generar la divina creación de un
hijo, todo fue amor desde el primer instante de pensarlo. Pusiste todo tu
cuerpo a su disposición, hasta tu propia vida, te protegías hasta privarte de
lo que más te gustara, pero todo era para la vida latiendo en tu panza. Yo, sin razonamiento, latía ahí, ahora tu amor
me lo hace recordar. Cada día tu cuerpo cambiaba, tus sentimientos más fuertes,
ansiosos, preocupados por mi crecimiento, te hacía linda, mimosa, sensible,
llena de pureza. Tus manos me acariciaban suavemente en todo momento,
trasmitiendo amor y más amor, celosa, orgullosa caminabas de un lado a otro,
mostrando el poder de lo que logra una mujer, tus ojos brillando contando alegría.
El tiempo se acercaba, cada día era un hoy, recordando a tu madre que ya no tenías…
te sentías única en ese instante, la vida te llamaba, revelabas dolosa alegría
y un llanto, te dijo… ¡Aquí estoy!!! Llorabas, me mirabas, mientras tu cuerpo
cansado, con los brazos temblorosos, extendiéndolos para sentir y oler parte de
tu cuerpo, y llegué… necesitaba el calor
que tú me diste en nueve lunas. Cobijaste aquel pedazo de existencia entre
mantas, besos sobre mí, buscabas mi boca para continuar el nacimiento, donde
tus pechos calmaban, mi confundida nueva vida. Todo corría… etapas con preocupados
controles, alegrías y festejos. Mis primeros pasos, los viste como él día increíble
de lo que habías soñado, tambaleante extendía mis brazos en alto, para mantener
equilibrio. Tu sonrisa, tus palabras, eran el imán de tu corazón orgulloso, me
apretaste fuertemente, las lágrimas llenaron tus mejillas al ver que ya tenías
tu amor caminando. Pasaron los años, distintas experiencias y jamás me
faltaste, el tiempo hizo su trabajo, cuando la adolescencia golpeó nuestra
casa, mi ser independiente parecía que todo lo obtenía, muchas veces recriminé
que tu no sabías, pero siempre tu amor, yo lo tenía, sin darme cuenta en esos
días que, sin ti, nada podía. Atenta a mis vaivenes de persona adulta, con solo
mirarte ya lo sabías, te sentabas junto a mí, escuchabas, a veces charlas alegres,
otras tristes, pero tu fuerza siempre fue el sostén. La vida me alejó de tu
guía, pero nunca dejaste de atender situaciones, dulcificabas mis tristezas y
ya todo cambiaba. Mamá… junto a mis hijos y nietos, sos el eje de mi vida,
nunca quisiera que sufras, que llores, que enfermes como lo estás, pero Dios te
observa, no te hizo una vida fácil, siempre sufriste con injusticias y dolores
profundos, y a pesar de eso, siempre tiraste de ella, sin que importe más que
dar tu amor, hasta peligrar tu presencia en este mundo. Cada día que pasa es un
desafío a tu cuerpo, vives por tus hijos, tu esposo y tu familia toda, pero sé
que cada mañana, eliges que dolor convivirá contigo. Soy un hombre adulto, pero
soy tan chico a tu lado como el primer día que me tomaste en tus brazos y me
besaste. Mamá TE AMO, y no quisiera que la ley de la vida cumpla con el
veredicto cruel, porque ese día madre… ese día, mi alma se irá contigo.
Orlando Mario Soverchia- YoAmor
INTENCION
Te
tomé de la mano,
las sentí temblando y caliente.
Miré
tus ojos, brillaban de dulzura.
Miré
tu boca, sonreía con picardía.
Miré
tus labios, mojados de pasión.
Miré
tus caderas, zarandeaban suavemente,
Miré
tu cuerpo y.… no quiero pensar,
solo
digo…- Te deseo amor.
Orlando Mario Soverchia- YoAmor
QUIEN SOY
Escribir de mí, es como escribir con tiza blanca en una pared
blanca,
nada se vería y nada se sabría.
No necesito comentar quien soy y como soy,
la gente y la vida misma narra mi historia,
buena o mala, pero dibujan mi camino.
Manifiesto la armonía del placer,
la lujuria del deseo y la ternura del querer.
Todo lo que siento y pienso,
todo aquello que me haga sentir que estoy en el lugar correcto
y compartir mis pensamientos… Como el amor de mi alma,
lo expreso con fuerza sin vergüenza y sin miedo.
Es el gritar los sentimientos de mi corazón,
es la esencia de mi vida,
es el frenesí de mi conciencia,
es el amor que tengo para amar,
es amar a la vida y a mi propia vida.
Porque he nacido por un amor,
vivo por un amor,
y por amor he de morir.
Orlando Mario Soverchia- YoAmor
viernes, 15 de octubre de 2021
MI MANERA DE
AMARTE
Tantas
formas de amar de mil maneras, como tantos otros lo harán, pero yo, tengo una
sola manera de amarte, a mi manera. Principalmente por ser mujer ya para mí es
todo, es especial, extraño, sensitivo, nerviosismo, paradisíaco… Sí, porque es
cuando tú y yo nos acerca un especial motivo, AMAR. Amo todo de ti, siento que
nada dejo de ver en tu interior, cada parte de ti es mío como lo mío es tuyo. Nada
me detiene mirándote a los ojos y a tus labios, tomándote de las manos tal vez
transpiradas por sentirte que ya estas cerca, me aproximo a tu cara, la roso
suavemente junto a la mía, quiero sentir la delicadeza de tus mejillas y mi
boca susurrándote al oído, y un corto suspiro de placer a la sensibilidad. Nos
buscamos entre los labios y dejamos que solos se vayan humedeciendo con el
sabor del otro e ir al encuentro y mojar nuestras lenguas muy suavemente. Mis
brazos ya no están en tus manos, te abrazan, acaricia tu espalda y aprietan tu
cintura como si ya todo está para mí, dejando que tu impresión del momento
afloje todo tu ser, esperando tus caricias como las mías permitiendo que lleven
el trayecto en los caminos de nuestros cuerpos ya temblorosos pero deseosos. Mi
boca no deja de sentir tu piel entre un beso y el otro, como lo mismo de los
tuyos, te miro a los ojos, están casi rojizos y lagrimosos pero apasionados, los
míos te buscan entre tu ropa, nada nos deja hablar solo sentir el suspiro, la
sensación del placer, como si el silencio y la pausa de nuestros movimientos
sea el baile de una sinfonía de amor. Nuestras figuras se van acercando cada
vez más, nuestras manos ya no alcanzan con las caricias y recorren cada
singular parte de nuestros cuerpos, donde te indico el camino hacia el encanto
de nuestra piel. Quiero tenerte todavía erguida junto a mi cuerpo, necesito
desearte, sentir que el tuyo me pide lo mismo y te recuesto sobre un colchón de amores y cada
cual busca la libertad de sus cuerpos, para que se encuentren solamente con el
sudor y el aroma de un amor, ¡y amarte!... amarte a mi manera.
Orlando Mario Soverchia- YoAmor
PREGUNTAS
¿Te quise alguna vez?
mucho y siempre.
¿Me quisiste en algún momento?
No escuche, tu mudez me está respondiendo.
Tal vez sientas dolor en tu voz,
o solo no puedes o no quieres hablar.
Que sucedió con tus gestos de amor,
y que confusión te llevó a ultrajar mi conciencia.
Quisiera sentir razones piadosas,
o entender algún malestar.
Tallaste los sentimientos con gubias desafiladas,
lastimando la madera del corazón,
y no ensayaste mejorar el arte de amar.
¿Pero sabes qué?
Prefiero no hacer más preguntas, porque en verdad,
no tengo ganas de escuchar,
las crueldades de este silencio.
Orlando Mario Soverchia- YoAmor
jueves, 14 de octubre de 2021
miércoles, 13 de octubre de 2021
¿ME ENAMORE?
Me enamore, sin saber porque me enamoré de ti.
Creo que me enamoré de tus ojos, de tu pelo, de tu boca.
Me enamoré de tus labios, de tu piel, de tus manos,
Sí, creo que algo me gusta de vos, porque también me enamoré,
de tu sonrisa, de tus dientes, de tu mirada, de tu cuello.
Si, si… porque me enamoré de tu figura angelical, y de tu
ternura.
Me enamoré de tu caminar, de tus piernas, de tu andar.
Claro ahora me doy cuenta, que algo había, porque me enamoré.
Me enamoré de tu voz, de tu trato hacia mí, de tus enojos.
Siento que me enamoré de tu vida, de tus amigos, de tu
familia.
Me enamoré solamente de todo tu ser.
Creo que algo de vos está llegando a mis ojos,
me parece que me enamoré de vos, por lo que siente mi corazón.
Orlando Mario Soverchia-YoAmor
Los dos cuerpos desnudos…
Miré tu figura sin nada y tu mirada en mi
cuerpo sin ropa, los ojos no sabían que reflejar. Las bocas entre abiertas y
los labios mojados se mordían entre sí. Nos gustaba desearnos, tocarnos y no
tocarnos, cada parte de mí, empezaba estar caliente y tú, temblando por tus
deseos en sentirme. Nuestra respiración comenzó hacer más profunda y más
sentida, los ojos brillosos comenzaban lagrimear, los suspiros eran el reflejo
de nuestro estado y todo se borró a nuestro alrededor. Ya nada importaba que
las ventanas estuviesen abiertas, la privacidad se quedó en el apetito de nuestros cuerpos, jugamos con las
puntas de nuestras dedos, el mío en tus pechos y los tuyos en mi cuerpo, cada
instante se reflejaban en el cosquilleo que sentíamos, nos acercábamos hasta
sentirnos piel con piel, los dedos no fueron suficiente y las manos llegaron a
nuestra intención. Suave fueron las caricias, los poros se sentían rasposos,
signo de goce y encanto, ya nada era distancia, solo dos figuras apretados,
revolcadas en la lujuria por sentirnos abrazados y deseados. Tus manos llegaron
a mis partes y tu boca quiso mi verga, todo era desenfreno de pasión y codicia,
me pediste que te bese y mis labios, a tu vagina mojada y caliente. Los besos
de los dos, nos hicieron vivir el encanto del goce, y sin darme cuenta, estabas
de espalda ante mí, diciéndome.- Soy
tuya. Todo se volvió descontrol, tus nalgas eran el sostén de tu cuerpo parado
convulsionado hacia adelante y atrás, me gritabas con exaltación que eras mía y
sin pensar en nada más lo que sentía,
mis manos apretaron más aún tus pechos, mordí tu boca que me la ofrecías y
juntos llegamos a la locura de un hermoso orgasmo de amor.
Orlando Mario
Soverchia- YoAmor
LA
VIDA ME ENSEÑÓ
La vida me enseñó, lo que yo
elegí
La vida me enseñó, lo que
creí que era para mí
La vida me enseñó, que no es
aquel sino soy yo
La vida me enseñó, que no
soy el único en este mundo
La vida me enseñó, que no
siempre se puede ser feliz
La vida me enseño, que nadie
es más importante que el otro
La vida me enseñó, que se
sufre sin que nadie se dé cuenta
La vida me enseñó, que
cuando necesito no siempre lo tengo
La vida me enseñó, que se
hace daño sin saber cuanto
La vida me enseñó, que el
amor no siempre es recibido
La vida me enseñó, creerme
un salvador y solo fui, una simple posibilidad
La vida me enseñó, esperar
no alcanza, sino tengo que ir
La vida me enseñó, que
siempre estoy aprendiendo, pero talvez nunca aprendo
La vida me enseñó, que no
siempre lo que vea es una realidad
La vida me enseñó, que la
imagen que doy, es la que otros les gusta ver
La vida me enseñó, que no
tengo la verdad sin saber
La vida me enseñó, que nadie me querrá más que mi propia alma
La vida me enseñó, que
llorar es una posibilidad de muchos
La vida me enseñó, que no
puedo ser siempre alegre
La vida me enseñó, que al
que se quiere no es tu derecho
La vida me enseñó, que el
grito no es para que otros se den vuelta
La vida me enseñó, que la
palabra que se dice suave, es la que queda
La vida me enseñó, que la
tristeza me hace más terrenal
La vida me enseñó, querer
explicar lo que no quieren, no la entenderán
La vida me enseñó, correr
como loco lo que deseo, más se me aleja
La vida me enseñó, que no se
puede ser ansioso, porque todo se pierde
La vida me enseñó, que los
años no siempre es un aprendizaje, sino pueden ser malos ejemplos
La vida me enseñó, que
aprendí lo que no debía aprender
La vida me enseñó, que tengo
tantas razones para vivir, pero otras por no hacerlo
La vida me enseñó, que
seguir adelante a veces me hace débil
La vida me enseño, que
cuando fui feliz, mire hacia otro lado
La vida me enseñó, que lo
perdido no se encuentra
La vida me enseñó, que
volver atrás, es vivir con rencores y muchas quejas
La vida me enseñó, que nada
es lógico, cuando uno se niega
La vida me enseñó, que estoy
en este lugar y al segundo fui pasado
La vida me enseñó, que me
hace mejor amar que odiar
La vida me enseñó, que
alguien se acuerda de mí, pero a muchos no les importo
La vida me enseñó, que no
siempre los sentimientos van a un buen destino
La vida me enseñó, que en
este mundo se está de paso, pero no nos queremos ir
LO QUE SI APRENDÍ, QUE LA
VIDA ME ENSEÑÓ, QUE MUCHAS COSAS NO LAS APRENDÍ.
Orlando Mario Soverchia- YoAmor D/R
LO QUE
FUE
Viniste a
mi vida cuando menos lo esperaba.
Todo fue
increíble, cambiaste mis hábitos, mis ilusiones.
Volví a
sonreír como hacía tiempo no lo hacía.
Aprendí
querer sin pensar, amar sin querer.
Sentí el
placer de tus caricias, y el desorden de los sentidos.
Deseé tus
besos, recorrí tu belleza de mujer.
Sentí tu
desnudez a flor de mis labios, que solo era mía.
Coquetee
con tu piel descontrolando mis sensaciones.
Jugamos
de amantes prohibidos, de pareja deseadas.
Te amé
con locura, con delirio de amor, con un codiciar desbocado.
Te hice
mía, me hiciste tuyo, nos hicimos el amor.
Controlé
las manías de sentarte sobre mi cuerpo,
pero tú
me lo pedías, nada era normal, todo sin medida.
Jugábamos
al placer, nos sentíamos uno solo, todo era encanto.
Tenías mi
cuerpo rendido a tus caprichos, cuando todo le hacías.
Tus besos
eran el transito sin ruta, el camino a la lujuria, un recorrer sin frenesí.
Los
tiempos sin control, los juegos sin pensar, las ganas sin parar.
Me
creaste débil a tus deseos, jugaste a la demencia de lo ilícito.
Me tenías
a tus pies, mi ser ya maduro, sentía la frescura de tu apetito.
Nos
mirábamos una y otra vez y solo era saber que todo seguía igual.
Caricias,
abrazos, besos, eran las pautas que tu cuerpo de apenas 19 años,
rompía el
desahogo de la rutina y lo permitido que yo podía tener.
Orlando
Mario Soverchia- YoAmor
martes, 12 de octubre de 2021
MEDIO DIA
Te llamé, me llamaste, nos buscamos,
Te invité, me invitaste, nos aceptamos
Solo nos dijimos un si… quiero verte y nos vimos.
Un medio día de verano,
el sol vigilaba mi caminar, mi destino.
Nadie se encontraba sobre esas horas de calor,
eran pasos a un
encuentro de un… te deseo.
Nos vimos, nos miramos, nos besamos,
nos quedamos uno junto al otro y nadie se interponía.
Nuestras ropas tendidas sobre el suelo, contaban lo que
ocurriría,
El agua nos acariciaba, las manos la acompañaban,
un beso tras el otro, un destello de seducción, un placer sin
control.
Nos sentimos ardientes, nos buscamos en lo más prohibido,
tus caricias y las mías, hablaron entre sí,
sentimos todo, observamos lo nuestro, advertimos amarnos.
Dejé que hagas lo que tú quieras, dejé que me aprietes,
dejé que mi cuerpo te pertenezca y yo, robe el tuyo.
Palabras sin entender, salían de nuestras bocas,
pero sabíamos que todo lo que sentíamos, era una locura de
amor.
Te deseaba, me deseabas, nos disfrutábamos,
nos suspiramos, nos movíamos atrapados en el sonido de los
cuerpos.
Todo era sensualidad, calor, una sola piel,
y en lo más alto de nuestra unión,
el respirar de estar dentro tuyo.
Dejamos de sentir sensaciones, para derrochar lo caliente
Que dejaba aquel medio día.
Orlando Mario Soverchia- YoAmor
Hola como estas
Hola como estas…bien... y por supuesto
bonita... ¿Podes leer lo que escribo para ti?... Imaginando tu aceptación y
espero que eso ocurra, pretendo sentirte un poco mas cerca de mí. No encuentro
la forma de poder estar a la distancia sin perturbar tu vida, por otra parte,
no debo hacerlo, pienso una y otra vez que es lo que me llevó a ti, que fue que
se produjo en mí... preguntas tras preguntas, respuestas imaginadas sin dejar
nada en claro. Mis sentidos enloquecidos queriendo revolcar mis nostalgias como
un niño mal criado; ¿Me siento triste?... Puede ser, por que tu no me
perteneces; ¿Mal intencionado?... Jamás, no me permitiría jugar con el amor y
por amor, ¿Sentirme conquistador?... No puedo expresar dulces sentimientos y
derramarlos con tanta frialdad; ¿Mentirte?... Que ganaría con hacerlo,
solamente no diría nada y la nada cubría mis espacios; ¿Expresarme entonces?...
sí claro que si, eso lo tengo bien asumido y sentido y en cada momento te pienso,
te imagino, te suspiro de muchas posibilidades de todas las maneras, sobre tu
humanidad. No tengo nada que pueda aplacar u opacar para no recordarte todo el
día o hasta en mis sueños, con solo saber que estas viviendo en este mundo, en
un lugar determinado, en un sitio establecido y mucho mas sobre el mismo cielo.
Ya es sobrada la razón para que todo se presente confundido, si, confundido,
porque no es lógico donde estoy, ni como me siento, no son compatibles las
edades, no pertenezco a tus sentidos, ni merezco tus pensamientos... y porque
pretendo todo eso, si nada tiene cordura, o que sea una locura. Llegaste a mí,
sin pedir permiso a mi corazón, derramaste toda tu belleza dejándome
desordenadas las pasiones. Quiero suavizar mis latidos, aplacar mi fascinación,
acallar mis palabras, templar los sentidos y nada he logrado, solo saber... que
eres una bella criatura que ha mandado Dios. Es entonces ángel mío, que estés
en mi mente si tu me dejas que así sea, mendigo un lugar en tu vida, seguir
viviendo hasta que tu me permitas, recorrer tus pensamientos, emborracharme con
tu figura y sentir el placer en mis ojos, cuando tu despliegas ante mi, todo lo
lindo que tu tienes. Me gusta verte cuando sonríes, me estremezco cuando me
hablas, me siento un adolescente principiante donde juegan mis fantasías en ese
patio de ilusión y placer.
Amor mío ¡Qué doloroso es amar... y no
poderlo decir! Si es doloroso saber, que va marchando la vida como una mujer
querida, que jamás ha de volver. Si es doloroso ignorar, donde vamos a morir;
¡más doloroso es amar... y no poderlo decir. Conocer que caminamos, bajo la
fuerza del sino; recorrer nuestro camino y no saber dónde vamos. Ser un triste
peregrino, de la vida en el sendero, no podemos detener por siempre
prisioneros, del amor o del deber. Mas si es triste caminar y no poder
descansar mas que al tiempo de morir; ¡más doloroso es amar... y no poderlo
decir! Vivir como yo soñando, con cosas que nunca vi; y seguir, seguir andando,
sin saber por que motivo ni hasta cuándo: Tener fantasía y vuelo, que pongan al
cielo escalas y ver, que nos faltan alas, que nos remonten al cielo. Mas si es
triste no gozar, lo que podemos soñar; no hay más amargo dolor, que ver el alma
morir, prisionera de un amor y no poderlo decir.
Siempre
y sin saber él porque estarás ya en mi historia y más en mis recuerdos, pero
nunca sabré, donde se encuentra tu gran amor verdadero, necesito tu silencio,
tus sueños y alegrías, estar a tu lado auque mas no sea, solo por un día.
Orlando Mario
Soverchia- YoAmor
lunes, 11 de octubre de 2021
LO
QUE PUEDO VER
La tarde me está acompañando, el sol y las nubes,
juegan con su
cielo, lo esconden y lo muestran, y me dejan ver…
Recuerdos de
juventud de adolescencia de amor,
de sentimientos
rotos, de lágrimas estúpidas por alguien que no merecía,
de
explicaciones risueñas y burlonas de lo inexplicable,
de hipocresía
perversa destruyendo ilusiones,
de un todo morboso
que hizo caer miles de sueños.
Por lo que
ahora quisiera, que ya fuese noche,
y esa oscuridad cobije mi tristeza,
porque ella es la cómplice y compañera de
muchas vergüenzas,
porque no quiero sentirme desdichado con
aquellos recuerdos,
de saber que nada importé, que el corazón
aturdido y perdido
seguía lo tonto de aquel vivir,
donde lo único que tuve, un amor truncado.
Orlando Mario
Soverchia- YoAmor D/R
derechos reservados
LA VEJEZ
Hablar
de la vida es muy difícil, porque ella misma es un enigma.
Cada
uno construimos montones de vivencias, pasiones, caminos.
Fabricamos
el tiempo recorrido de nuestra propia existencia,
y
siempre, cada momento tiene sus pros y sus contras.
El
lapso de cada persona, lo lleva a configurar su propio ser.
Pero
hay una situación que nadie la puede cambiar, es el final de nuestras energías,
es
el ciclo más increíble del ser humano, y es cuando se llega a la vejez.
La
vejez puede darte maravillas de estados emocionales,
como
crueldades que nunca se entienden, provocando huellas profundas.
Ella
es injusta, morbosa, no tiene piedad sobre la debilidad,
humilla,
expone, maltrata con abuso y es desleal frente aquella juventud.
Enfrenta
miserias del ser humano, sin permitirle una nueva oportunidad.
Se
dice que trae experiencias, pero responde que ya son antiguas.
Te
hace el centro de ser observado, cuidado y
por ello te hacen de lado.
No
te hace de una opinión valedera, solo risueña por ser añeja.
También
quita el derecho a la salud, complica cada miembro y lastima por fracción.
Deja
mendigando sobre todo lo que se ha creado y devuelve con pocos merecimientos.
Por
eso, en este tiempo de mi tiempo, sigo en mi existencia, respeto a mi muerte,
pero sí temo, por esa vejez que tal vez, puede ser caníbal.
Orlando Mario
Soverchia- YoAmor
jueves, 7 de octubre de 2021
martes, 5 de octubre de 2021
LA MUJER
Hablar de la mujer es ser inconsciente, imprudente, tal vez, “un don nadie”.
Para mí, la mujer es sinónimo de vida; por ella nacemos, nos alimentamos, reímos, lloramos, sentimos calor y sabemos de nuestras necesidades. Por ella pensamos, nos enojamos, advertimos dolor, nos sentimos hombres como especie, encontramos la razón de un porque, practicamos el machismo estúpido de la inconciencia. Para no sentirnos solos, por ella comenzó la guerra. Nos hace sentir pequeños y nos forja grandes. Porque nos sabemos inferior como linaje humano, competimos, y por consiguiente empleamos la fuerza; pero ella posee la más grande de las fuerzas, porque ostenta la perfección de fabricarnos sin error. Se muestra débil pero se sabe fuerte, se equivoca y nada le importa, la lastiman, sin embargo, sabe curarse y recuperarse, desaparece cuando quiere y se muestra en el momento justo. Tiene los tiempos repartidos para cada instante de sus días, ama su fruto sin límites, lo atiende y deja su propio cuerpo al deseo, cuando ella lo pretende. Ella nos mira, nos elije, nos sonríe, nos habla y somos suyos. Nos hace sentir que decidimos, que sabemos de la vida y del poder, que somos por quien ellas suspiran… y la simpleza de su todo, nos regala esa creencia para dominar sin dominar. La mujer es la única que llora y ríe a la vez… Por parir a su hijo, por ser feliz, por sentirse enamorada, por estar nerviosa o sentirse amenazada, por pensar en un momento que no quiere encontrar y de alejarse de un amor que ya quiere olvidar. Por eso no alcanzan las razones y los porqués para escribir sobre ella, tampoco el tiempo que se le debe dedicar, porque la mujer, tiene tanto para dar como tanto que sacar. Ella te hace un dichoso, maravilloso y hermoso macho, se sabe hembra, se encuentra en el medio de este mundo y tiene la dicha de estar triste y alegre, por la simpleza de ser mujer.
Orlando Mario Soverchia- YoAmor