AMOR
PROHIBIDO
Prometí a mi alma callar para
siempre lo que siento dentro mío, prometí a mis sentidos guiarlos fuera de ti,
prometí a mi corazón que nada de lo que él me pida, haría caso, prometí salir de tu asombrosa belleza siendo
egoísta con mis deseos... y ¿ qué me ha ocurrido?... sabiendo que nunca llegarás a mí, sentí desesperación por no
saber, aunque mas no sea por un segundo de tu vida, ver tus líneas deslizándose
como imagen sobre mi vista, con el solo pensar que me prestes tu atención en
ese instante, para
que mi día se
regocije y calme mis prohibidos
sentimientos. Prometí no molestarte nunca más y quiero cumplir con ellas, se
están enfrentando mis pensamientos, uno dice que no cumpla, otro que siga siendo
íntegro y está el que me grita desesperado y atormentado, que murmulle a tus
oídos diciéndote. ¡TE ADORO!... ¡TE ADORO!!!
Aunque nada sea yo para ti, aunque nada hayas prometido y nada hayas hecho por este sentimiento, es una inmensa alegría el
pensar que tú, te detengas a mirar lo que yo te he enviado, solo mis emociones
dejan entrever todo lo que has logrado en mi... mujercita adulta y carita
angelical, no me canso de escribirlo por no cansarme de admirar, ni me canso de
extrañar. Quisiera ser tu amor inmaculado, tu
ser más preciado, sentir tus susurros a mi lado, dejando a mis oídos recostados al borde de tus faldas,
sintiendo la suavidad de tus manos, acariciando mi cara apaciguada, como la
tierna espera de aquel niño cansado. Me duele lo que siento, sufro no poder
gritarlo y tal vez imaginar que nada de esto tiene un correspondido destino,
salgo de mí, busco a un culpable, reprendo a mis instintos, vigilo mi conducta,
pero todo es igual, cada idea, cada intención, cada camino siempre me llevan a
ti, PRECIOSA MUJER.
Te pido perdón por no saber cumplir lo que tanto pregoné, y es que SIEMPRE SE
DEBE AMAR A UN AMOR QUE SE MERECE. No sé qué decir, ni sé que hacer, solo
sentir y admirar lo que en tan poco tiempo tú me has dejado llegar. Mi corazón está en llanto, mi
pensar no está en los cabales, sentidos latentes piden saber a gritos, de tu
llegada tan de repente. Juego al miedo pensado que él puede calmarme y solo
descubro que nada ni nadie puede remplazarte, pedí cordura a la inteligencia y
solo recibo más de vergüenza, pero ahí es donde pregunto cuál es mi pecado, si
solo te siento que no estas a mi lado, decir que me inspiras, sentir lo que
envías, creerme un loco porquería, si solo es que no sé cómo fue, pero tu hermosura, sin padecer, golpeó todo mi ser.
Imagino tu boca diciendo amor…y con la más dulce voz, diciéndola a cuatro
vientos, a tan delicada palabra, delicado y primoroso como tus labios rojos,
cuando se acercan a otros, a regalar aquellos besos. Recorro tu mirada en lo
poco que observé y nada me olvidé, guardé tu pelo en mis ojos y pude entrelazar
mis dedos cuando ya tus manos, lo dejaron a la suelta y yo jugué con ellos. Tu mirada de añoranzas llega muy despacio a mi
mente, te acompaño con recuerdos y cada gesto de tus cejas, traen a mí, aquellos
reflejos de pesares.
Eres prohibida y como hago para
decir que quiero que seas mía, si no tengo derecho a tu amor, ni a un papel de
tu alma. Como puedo yo reclamar a tu
conciencia que escuche gritar mis suplicas, si nada de lo que ofrezco, tiene
valor para comprar tus sentimientos. Por eso linda mía, preciosa naturaleza
déjame que me enamore, suéltale a mi locura de amar, todo lo que tú ya no
quieras, para que yo sin oler tu perfume, ni sentir tus vocales, me arregle en
creer, que te tengo en mis brazos y así poder regalar tu corazón y tu vida, a
quien está a tu lado. Me conformo con imaginar que en algún lugar de tu tiempo,
tal vez me estés pensado, por lo que ya es mucho saber, con solo eso de ti hay
un mundo dentro de mí, poblado de tus sentimientos.
Ya no importa quién me mire o me lea, solo importa lo que escribí para tí hermosa mujer. No pude cumplir, no puedo
olvidar, no debo sentir, déjame soñar, déjame llorar a un amor negado, que sin
querer pensarlo solo llegué a su vida en un
prender y apagar del tiempo y ahora no sé cómo lograr que se corte el servicio
de una belleza que siempre he esperado.
Mi dulce niña mujer, mi dulce
carita angelical, quizás sean mis últimos escritos, tu frescura, tu calidez y tu ternura de expresión ya no la pueda observar,
pero si recordaré que el universo lo encontré, cuando miré por primera vez tu
imagen sin querer.
Orlando
Mario Soverchia- YoAmor
D/R