viernes, 24 de abril de 2015



                                         ABUELOS
Viajando por la enmarañada  vida, me detuve en una parte de ella,  fue el momento que necesité, contarles  a ustedes… mis hijos, cuánto hay de sus vidas formadas por sus abuelos. El tiempo parece tan lejano y tan cerca, que los recuerdos pareciesen que están pasando en este instante. Eran pequeños con diferencia de dos años  uno de otro y ocho con la de su hermana, el trajinar de su mamá y el mío eran tan exigente que ellos sus nonos, entraron en nuestras vidas, como parte de una necesidad derivada a un mismo amor, por suerte de todos nosotros, estaban  para brindar todo para sus nietos, desde muy temprano, las dos abuelas  se hallaban junto a ustedes, los mimaban, les jugaban, luego cada una se los llevaba a sus casas cambiando el día donde tenía que ir uno u el otro, para que tengan el mismo contacto con cada una y contigo mujercita… fue distinto por el solo hecho que tus hermanos ya grandes, tenías un trato muy diferente con ellos, porque eras la bebé mujer, hacían una trilogía, nietos, abuelas y abuelos. Desde muy pequeños a los tres les enseñaron su forma de vida, sus costumbres, sus experiencias, el tiempo que les dedicaban eran  como si fuesen uno más de sus amigos, jugaban a las carta o cualquier juego de mesa, contando cuentos, muñecas, juguetes de nenas, cuando en cualquier momento, se hacían cómplice de las inocentes travesuras, cada deseo de ustedes, para ellos eran una orden, no había tiempo, limite y situación que se interpusiese   al pedido que les demandaban. Cuando nos descuidábamos les habían comprado golosinas, regalos de los que se les podía ocurrir, pero ellos, nada los detenía, eran sus nuevos motivos de vida, casi diría que sobrepasaba al amor de sus propios hijos, era tan grande el sentimiento de ellos hacia ustedes que todo quedaba a segundo plano, comprometidos de mente y corazón, con nuestro pedido de vuestro cuidado, sus problemas de salud y hasta sus propio tiempos, todo quedaba postergado. A medida que iban creciendo, exigían más de sus vidas, tiempos, cuidados, consejos, hasta ser anfitriones de amistades en sus propias casas, pero no les importaba que no tuvieran privacidad, o postergar  compromisos con sus familiares, solo la necesidad de tenerlos consigo y participar de sus alegrías, era motivo para que todo lo dejasen para otra oportunidad. Fueron pasando los años, ustedes crecían y ellos envejecían, ustedes los retaban y ellos obedecían, pero eran felices igual, porque los tenían ocupado para ellos,  sabían que de a poco se alejarían, y por tal razón aceptaban esas condiciones, fueron hombres y mujer, de a poco tenían vida propia e independiente, motivo que sin que ustedes se dieran cuenta, ellos los veían distanciarse, necesitaban más de ustedes, como así también, se fueron dando situaciones, donde ustedes los tenían que ayudar, envejecieron, comulgaron con los sentimientos encontrados de la indiferencia… sin que ustedes se dieran cuenta, que ellos más los necesitaban, porque no había y no hay momento que no pregunten de cada uno de sus nietos. Un abuelo ya ha partido, y los demás están marchitando entre enfermedades y torpeza del tiempo, pero siguen preguntando y preocupados por sus nietos. Ya solo se conforman con la información de lejos, un abuelo todavía, algo de independencia tiene, los otros dos, solo un  pálido reflejo de intenciones  de sus autonomía, descansan obligados en sus asientos dejando que las personas que están a su alrededor dispongan de sus días. Días que le son difíciles, días copiados de la rutina, días que nunca pasan y a la vez, los exigen a su ya lento transitar. Por eso en este párrafo de recuerdos y algo del hoy, les digo que yo también soy abuelo, pero también me he dado cuenta, que sus abuelos que han tenido y tienen, fueron y son mejores abuelos, que lo que soy. Ah!!! … preguntaron por ustedes…      
                                                               Papá

                                                   YoAmor      
 

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