UNA VEZ
Un día apareciste
en mi mundo, rompiste todos mis planes.
Habías
pateado el tablero de mi vida,
de mis
estados emocionales, de mis sentimientos.
Moviste
cada punto y coma de mis narraciones, jugaste con tus correcciones
y
golpeaste la puerta de mis pensamientos.
Escribía
sin querer sobre lo que vivía, y dejaste mi pluma sin tinta
por narrar
lo que sentía mi alma.
Fue lindo
y confuso aquel estado, fascinando los delirios de seducción.
Acerque
mi tiempo al tuyo y los dos conjugamos el verbo amar.
Todos, y
sin ningún error, lo describimos sin pensar
en una
cosecha de sentimientos,
y cultivamos
los cuerpos mezclándolos entre las páginas del placer.
Narramos
cada parte de aquella hermosa palabra,
de aquel
verbo conjugado con pasión, pensado sin temor a equivocarnos.
Formamos
las frases más simples
y
sencillas de lo que nos producían estar juntos,
y sentirnos
queridos uno al otro.
Nadie nos
arrebataría estos principios, puesto que era todo nuestro,
necesitábamos
que fuese tan solo exclusivo.
Y la vida,
por alguna razón,
o por un
vocablo mal ubicado en esta narración,
cambió el
sentido de todo lo que habíamos anidado.
Pucha que
estúpido es amar, y tonto sentir,
que pasa todo
en un solo querer.
Presté
atención en no tener ningún traspié en mis escritos
y una
mala expresión fue suficiente
para que
el aplazo de la vida,
no me
deje seguir viviendo,
aunque
sea solo por una vez.
Orlando Mario Soverchia- YoAmor