OJITOS DE
AMOR
El tiempo
había llegado, un día gris con lluvia, pero hermoso,
La adrenalina
al máximo, nervios, pensativo por lo que decir,
Adolecente
en todo lo que estaba viviendo y lo que ocurría en mí,
Llegué,
todavía no estaba fuera de su casa, la esperaba como un novio en el altar,
Y ocurrió,
su figura imperfecta pero bella, adornó ese lugar,
Caminaba sonriente,
nervioso, ella mostraba una sonrisa pícara y compradora,
Que ironía,
antes de vernos era ella la que tenía vergüenza y ese momento me fue difícil,
Nos acercamos,
nos abrazamos muy fuertemente, un beso muy cálido,
Su
perfume de su piel bloqueó mis sentidos, ella había pateado el tablero de mis
días,
El instante
fue rápido y especial porque no quería
soltarla, apretarla en mis brazos,
Entré en
su vida, nos miramos sin decirnos nada, solo sonrisas de juventud,
Recorrí
su tez sonrojada, sus anteojos, hacían un marco perfecto para su cara,
Viajé sobre
ella, gestos, palabras, su forma de pararse,
Observaba
como movía las cejas de lo que decía o me explicaba, me gustaba,
Narraba su
vida, cada segundo me hacía sentir un tonto, pero disfrutaba,
Pasaron
las horas y sin darnos cuenta, el tiempo nos cobijaba de ilusiones,
No aguanté
más, mis manos suavemente en su mejilla, acercaron esos labios carnosos,
Mordí su
boca muy suavemente, mi pensamiento corría de un lado a otro,
Nos
entregamos muy dulcemente, nuestros ojos
cerrados, nos narraba placer,
No nos
dijimos nada, solo un, no puedo creer… y risas,
Todo
estaba decidido, los dos esperábamos ese momento, y sucedió,
Todo fue,
ternura, comprensión, los cuerpos se entendieron a la perfección,
Sus manos
la sentía en mi espalda, las mías, recorría sus piernas,
Hice el
molde de esa belleza que había llegado a mis sentidos,
Nos amamos
una y otras vez, la mañana nos alcanzó para mostrarnos a los dos,
Sentí que
estaba bien, me di cuenta que no podía dejarla, la quería conmigo.
Besos y
besos, era el único diálogo que flotaba en ese último momento,
Y esos
ojitos de amor, entraron sin pedir permiso, para quedarse en mi alma.
Orlando
Mario Soverchia- YoAmor