sábado, 26 de junio de 2021

 

                                                         LA TEHUELCHE

 


Como todos los sábados a la tarde, el lugar de reunión era un baldío entre casas de barrio. Cuando llegaba el dueño de la pelota, los dos mejores que jugaban, elegían entre los que estaban presentes a sus compañeros para formar el equipo. Ese día, la presencia era impar, cuestión que se empezó a jugar con desigualdad, cuando a los pocos minutos de comenzar, llegó la Tehuelche, una niña de nuestra edad, pelo negro engrasado, pollera tejida sobre la rodilla y sin calzado. todos gritamos: - ¡dale Tehuel entra vos, que nos falta uno! -  la Tehuel preguntó. - ¿para dónde pateo? - ¡Pa´ allá, pa´ donde está atajando el Colo!

Cuando la Tehuel manejaba la pelota, si la perdía, a todo el que se le cruzaba, lo barría con su pie descalzo, porque una vez que la agarraba no la soltaba. - ¡Morfona! -... le gritábamos. - ¡Pasála! -…  Mientras el negro con cara de bueno y el Cata, le salieron al cruce, haciéndole un faul que la hicieron tragar la tierra, y se cayeron encima de ella. Enojada la Tehuel se levantó tirando trompadas, sus compañeros de equipo defendían diciendo. - ¡¿cómo le pegan así que es una mina!?-  Sin embargo, el Negro ligó un trompadón donde le saltaron los chocolates, y gritó. - ¡Má que mina, si fuera una mina jugaría con las muñecas! - Se reanudó el partido con calentura, se jugaba a dos goles y ya íbamos uno a uno. La pelota estaba en el aire, la Tehuelche se metió en el área y al borde del faul, lo tocó con el cuerpo al flaco y de cabeza se la metió en el ángulo al Colo, los seis corrimos a abrazarla gritando el gol del partido ganado. Partidazos hacia la Tehuel, jugaba donde la pusieran, defensa, medio campo, delantera, en cualquiera la rompía. Por eso si la teníamos a la Tehuelche era casi partido ganado.  

 

 

                        Orlando Mario Soverchia- YoAmor                          D/R

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