UN DIA
CUALQUIERA
Un día
como tantos, con el cielo gris, algunas nubes blancas se entremezclan para
prestar algo de claridad, los sonidos variados hacen que esta tarde no sea como
de un feriado, algunas personas a lo lejos pasan indiferente a mi presencia, por
el contrario, las miro muy pensante, a donde van o que harían, siempre juega esa
fantasía en mí, más aún cuando me siento solo, tal vez… me gustaría acompañarla
o me intriga su vida o por el solo hecho
de escapar de mi propio silencio. Sin darme cuenta un pequeño perro color negro
con su cola de una lado a otro y sus orejas caídas, como querer entablar
amistad, se acercaba muy mansamente, sus ojitos triste y su cuerpo casi flaco
me contaban su falta de amor y comida, extendí mi mano y casi al unísono nos
acariciábamos, se sintió protegido y yo acompañado, nos miramos y sin darme
cuenta lo encontré sentado a mi lado, entendí que mi nuevo amigo me estaba
comprendiendo y se quedó a cuidarme. Seguí mirando ese paisaje que me ofrecía
la vida con diferentes colores, se me presentaban como los viejos tiempos de
una niñez que añoraba, por el solo hecho que en esos días yo era casi feliz.
Según dicen, la nostalgia es un indicio de la madurez y algo de cierto hay al
sentir tristeza y ganas de regresar a esos tiempos. Continuaba el amigo a mi
lado y de a ratos nos mirábamos, cuando él, me trasmitía su conformidad
moviendo su cola golpeándola en el suelo, estaba contento y yo escoltado,
cuando en el poco silencio que en ese rato flotaba…una yuntita de horneros se
posaron ante mi a intentar levantar unas cuantas ramitas mojadas, por supuesto
sería su nido de amor, trasladándome ternura y arrepentimiento, en ellos… me hallé
no juntando ramas para mi hogar, solo perdiendo mi tiempo en ponerme a pensar. Tendría
que ser así ese instante, casi deteniéndose el tiempo y por ironía de la mente
recorrí mi vida en un abrir y cerrar de ojos, sacudiendo mi cabeza para
desintegrar retratos del pasado, regresé levantando la mirada buscando algo nuevo
para olvidar. Pasó un tiempo cualquiera, seguíamos los dos fotografiados en ese
lugar, jugaba mi mano en su cabecita huesuda, descargando mis nervios de
aquellos repasos; noté que mi alma se encontraba doliente, trate de entender las
causas de sentimientos enfermos, pero el nuevo silencio y un tiempo aquietado
dejaron caer mis brazos, de mi cuerpo cansado; Respiré profundamente, levante
mi mirada al cielo, vi. que lo gris se había vuelto casi negro y en mi cara el
aviso de una leve lluvia, transformando este tiempo como tantos otros, de un
día cualquiera.
YoAmor
No hay comentarios. :
Publicar un comentario