jueves, 8 de marzo de 2018

Cuando esta tarde vi tu figura, no quise pensar cuanto te amaba, y todo lo que necesitaba de ti, pero una cosa llego a mi razón, que eres mi camino de amor y por quien morir.
            
                                           Orlando Mario Soverchia- YoAmor     

Mis manos te extrañan, mis labios te piensan, mis deseos con nostalgia de tu figura, mi mente te quiere tener, y mis instintos enloquecen.
                         Orlando Mario Soverchia- YoAmor

Los egos, los tengo, los quiero y los rechazo, son míos, me lastiman, me provocan. Quiero al juez, que libere estos instintos, pero más necesito, aquel que deje suelto mis deseos.

                      Orlando Mario Soverchia- YoAmor
Todo lo que sientas, pienses, o te parezca que este es el lugar para compartir tus pensamientos o tus opiniones, este es el lugar , como el amor de tu alma. Yo no soy escritor ni poeta, solo escribo sencillamente lo que siento, con pasión y sentimiento de mi estado emocional. Y te invito a ti, que hagas lo mismo en mi página y compartas lo que sientas, gracias

domingo, 4 de marzo de 2018


                                        DOLOR DE UN MOMENTO


Aquella noche, un llamado llego a mí, alegre y sorprendido  vi que era ella, sentí preocupación por la hora, era tarde, atendí y su voz tensa y firme, me dijo.- Quiero hablar contigo y ahora.- No me dejó decir nada, solo que volvió a repetir lo mismo y hasta casi fastidiada. Le dije que ya iría a su casa, pero me respondió muy rápidamente.- No, no, te espero en el bar de siempre.-
La distancia no era de mucho tiempo, pero a mí, se me alargó una eternidad. Entré, ella estaba en una mesa muy alejada de todos, pero con muy poca gente. Nerviosa, me miró casi desinteresadamente con una falsa sonrisa, quise acercarme para darle un beso, pero su mejilla se alejó con desprecio.- Hola, te llamé porque tengo algo que decirte y hace un tiempo largo que debí decírtelo.- Dejé mi expresión tierna y mi rostro se tornó tenso y preocupado, nada entendía, pero por su mirada y sus manos temblorosas me decían que algo no estaba bien. Con una intención calma, le pedí que me cuente, y fue que en ese instante empezó el pánico del dolor.
-Tengo que decirte que… Estoy con otro hombre hace casi un año y me voy a casar.- me sonreí con sorpresa y confundido a la espera de la risa de una broma, pero nada cambiaba, ella muy sería y con los ojos fijos a los míos, me gritaban que era verdad. Me sentí un niño tonto y desamparado, por tanta barbarie para mi querer, pero el derramamiento de mis sentimientos, estaban en ese lugar y mi amor desangraba no pudiendo contener aquel estado. Mi mente se extravió, mis oídos se cerraron al poco movimiento de ese lugar, y mis ojos tristes con las primeras lágrimas hacían que se valla nublando la imagen de esa cruel mujer.
Sin pensar en nada de lo que me había confesado, recordé a mi madre por sentirme tan infante de mi alma y tan inocente, por haberle dado esos años sin condición y sin pensar en otra cosa que hacerla feliz, como yo me sentía con ella, pero la vida me apuñaló una y otra vez, sin pedir permiso y sin dejarme defender de aquella traición. Giré mi cuerpo herido, dolido y maltrecho, avergonzado con mi conciencia y sin poder convencerme de lo que había pasado, salí de aquel cepo de tortura, llegué a la calle solitaria, llena de risas de fantasmas burlones, que me acompañaron hasta aquel banco de una plaza y sin luz. Y ese lugar fue testigo de mi grito desgarrador de un.. No!… y desde ese día estoy muriendo con mi vida.

                                     Orlando Mario Soverchia- YoAmor

domingo, 3 de diciembre de 2017

                                                             DIEGUITO ME ENSEÑO


En una tarde cualquiera, conocí a Dieguito. Su carita dulce, tierna, inocente, y  una mirada preciosa y firme, de ojos grandes y negros, me hablaron sin decirme nada y todo me lo expresó. Sus manos fueron su primer diálogo, llevándola a la pancita diciéndome, ABUELO… ¡HAMBRE!!! … siguió con un, AGUA… MATE!!!... fue el discurso de presentación de aquel ángel que Dios me presentó, en ese angelical día. Conocí el miedo del no poder, el pánico de la vida, la impotencia de la injusticia, cuando él tenía tanto por vivir, y poco hacer. Algunos dicen discapacitados, otros especiales o diferentes y todo es al revés, los discapacitados especiales o diferentes, son los de este mundo. Dieguito está lleno de verdad, pureza, simpleza, deseos, instintos, Dieguito está lleno de amor, tiene todo y no puede con todo, pelea sin saber con su propia vida y juega cada día con su  propio Dios, desafía su destino y nadie sabe cómo le gana al segundo, sin que nadie le ayude. En su alma que su cuerpo no  acompañó, están sus sentimientos, ama como nadie imagina, y desea vivir como nadie lo piensa. Su mente es están sublime, que deja que nos creamos que él es diferente, mientras nos muestra, que nos supera viviendo en desventaja,
Dieguito tiene todo en su cuerpo, que la existencia de la vida, no le dio la oportunidad de ordenar, lo que  el mundo desordena.
Él tiene derecho a seguir, él necesita estar con su gente, porque él, es un ángel en esta vida, porque Dieguito, me enseña lo que es vivir.



                                                 Orlando Mario Soverchia- YoAmor

lunes, 13 de noviembre de 2017

                                                     ESTA NOCHE
                                                  
                                                       


Esta noche, quiero tenerte frente a mí, esta noche, necesito sentir tu voz, esta noche deseo escuchar tus pensamientos, esta noche quiero que sea, como aquellas noches que me mirabas y me decías. -Te amo… no me alcanzaban los brazos para apretarte, respirar tu aliento, darme cuenta que nada ni nadie nos separaría y tu amor, era incondicional y tan fuerte, que mi vida se enmarañaba en la tuya. Esta noche, tiene que ser como tantas noches donde te escuchaba decir.- Nunca me dejes, porque sin vos no sé qué haría… y yo, muy dulcemente, lleno de ternura y de sentimientos, mis labios llenaban de besos,  tu frente, tus mejillas, tus ojos y tu boca. Esta noche, pido ver tu figura, moviéndola de un lado a otro seduciendo mis deseos,  riendo con esa sonrisa tan juvenil diciéndome. - ¡A que no me agarras!… corríamos como adolescentes sin darnos cuenta que nos miraban, pero sentíamos que el amor jugaba entre nosotros. Esta noche, solicito que mi vida me regale ese sueño, que hoy estoy pidiendo en recordarte junto a mí. Y no quiero recordar cuando escuché de tí y de tu otro amor, decir que ya no me querías. No quiero de esta noche, que esa imagen, tomados de la mano y sin pensar el dolor que me causaban, resucite entre las tumbas de mis sentimientos, pero la realidad me golpea sin piedad y sin vergüenza.
Quiero que esta noche no me haga sentir lo que había vivido. El corazón galopeaba entre los escombros del dolor, aturdido y perdido por no entender, porque la vida, me ha dejado en un abrir y cerrar de ojos, el alma vacía y atormentada. Quiero que esta noche mis suspiros de  dolencia, me abracen como yo la he abrazado, cuando ella me decía que moriría si yo no estuviera. Quiero que esta noche mí respirar y mi llanto solo me alcance para gritar, cuanto la quiero y cuanto la extraño, para llorar sin llorar todo lo que mi ilusión en una alegría de amor, termina en suplicar a Dios, que esta noche ya no me interesa vivir.

              

                                       Orlando Mario Soverchia- YoAmor       
                                                      Los dos cuerpos desnudos…



Miré tu figura sin nada y tu mirada en mi cuerpo sin ropa, los ojos no sabían que reflejar. Las bocas entre abiertas y los labios mojados se mordían entre sí. Nos gustaba desearnos, tocarnos y no tocarnos, cada parte de mí, empezaba estar caliente y tú, temblando por tus deseos en sentirme. Nuestra respiración comenzó hacer más profunda y más sentida, los ojos brillosos comenzaban lagrimear, los suspiros eran el reflejo de nuestro estado y todo se borró a nuestro alrededor. Ya nada importaba que las ventanas estuviesen abiertas, la privacidad se quedó en el  apetito de nuestros cuerpos, jugamos con las puntas de nuestras dedos, el mío en tus pechos y los tuyos en mi cuerpo, cada instante se reflejaban en el cosquilleo que sentíamos, nos acercábamos hasta sentirnos piel con piel, los dedos no fueron suficiente y las manos llegaron a nuestra intención. Suave fueron las caricias, los poros se sentían rasposos, signo de goce y encanto, ya nada era distancia, solo dos cuerpos apretados, y revolcados en la lujuria por sentirnos abrazados y deseados. Tus manos llegaron a mis partes y tu boca quiso mi verga, todo era desenfreno de pasión y codicia, me pediste que te bese y mis labios, a tu vagina mojada y caliente. Los besos de los dos, nos hicieron vivir el encanto del goce, y sin darme cuenta, estabas de espalda  ante mí, diciéndome.- Soy tuya. Todo se volvió descontrol, tus nalgas eran el sostén de tu cuerpo parado convulsionado hacia adelante y atrás, me gritabas con exaltación que eras mía y sin pensar en nada más lo que  sentía, mis manos apretaron más aún tus pechos, mordí tu boca que me la ofrecías y juntos llegamos a la locura de un hermoso orgasmo de amor.



                                  Orlando Mario Soverchia- YoAmor

jueves, 19 de octubre de 2017

                              CONVERSANDO CON  EL SILENCIO


Sentados uno frente a otro, nos tomamos de la mano, nos miramos a los ojos, las sonrisas fueron mutuas, recostaste la cabeza sobre tu hombro, me seguiste mirando sin pestañar. Te observé  con alegría, tristeza, miedo, y todo lo que produce un amor casi enfermizo. Me punzaba el pecho el saber que te alejabas, no entendía porque me habías dicho que no podías estar más a mi lado. La tortura del pensamiento y el dolor, se mezclaban para sentir que mis ojos se ponían brillosos. Respiré muy profundo como pude, la voz entrecortada, y con miedo. Te pregunté.- ¿Ya no me quieres? Y tu respuesta fue eterna, el silencio acariciaba mi frente, sentía que no quería escuchar lo que tus labios rojos expresarían, apreté más fuerte tus manos, bajé la mirada hacia un costado, busqué refugio en esa flor que en otro momento era bella, tuve frío, calor, ya no sabía que sentía, o sí, desesperación al darme cuenta que mi corazón empezaba a estar solo, mi cuerpo no estaría tocando el tuyo. Confundido, enojado sin soltarte y  desafiándote, reclamé por tu amor. Tu gesto fue uno solo, dejaste la sonrisa y la mirada tierna, y dibujaste la parquedad en un instante diciéndome.- No tengo amor, ya no  me importa. Se paralizaron los sentidos, se aquietó el lugar, nada se movía, solamente mis ojos sobre tu cara, mis manos ya solas en dos puños, con dolor. Callaste… fríamente mirabas mis vergüenzas producidas por mis sentimientos engañados, mordí mis labios y tú, nada decías. La pausa hablaba con mi alma, turbulencia  de conjeturas y explicaciones se expandían en mis entrañas. No sabía que decirte… que más preguntarte... no quería culparte, pero no era la forma ni tampoco la manera. El silencio se puso a conversar con el tiempo que pasó, y todo seguía igual, parado frente a vos, sentada sin cambiar tu postura, solo la que mis ojos percibían, y era tu indiferencia. Caminé dos pasos hacia tu imagen, miré de un lado a otro para encontrarme con esa realidad, te pedí que me mires, mis palabras entrecortadas fueron.- ¿Estás con otro? Y tu silencio volvió hablar, tardé en reaccionar, mentí a mi sospecha, en querer escuchar un… NO, pero todo fue gritos callados de tu boca, con el brutal movimiento de tu cabeza de arriba abajo. Quiero soledad, necesito quietud, espero piedad, para poder conversar en silencio con mi conciencia maltrecha, y esperar mi desalmado destino.


                                       Orlando Mario Soverchia- YoAmor

domingo, 1 de octubre de 2017

Buenas tardes; El día va dejando su camino, cansado, maltratado, su cara está gris, su cuerpo humedecido por el llanto de la naturaleza. Quiere sobrevivir unas horas más y terminar algo templado. Mientras tanto, vivo mi realidad con expectativa, esperanza... con miedos, incertidumbre, y todo...es un trayecto sobre mi vida, que en unas horas más, terminarán con mis ojos cerrados, para descansar mi cuerpo y mis pensamientos, en nuevos sueños de un gran amor.
Orlando Mario Soverchia- YoAmor D/R
derechos reservados


29.9.2017

lunes, 4 de septiembre de 2017

AMO



Amo tus manos.
Amo tus caricias.
Amo tus labios.
Amo tus besos.
Amo tu boca.
Amo tu sonrisa.
Amo tu cuerpo.
Amo tu figura.
Amo tu querer.
Amo tu amor.
Amo tu bondad.
Amo tu ser.
Amo tu vos.
Amo tus palabras.
Amo tus ojos.
Amo tu mirada.
Amo tus deseos.
Amo tu lujuria.
Amo tus sensaciones.
Amo tu placer.
Amo a esta mujer.
Amo su todo.


              YoAmor

martes, 18 de julio de 2017

SITUACIÓN


Te pedí un beso, tú me diste una caricia, te mendigué una caricia, me dijiste no sé por qué, te respondí, la necesito, me dijiste, total estas a mi lado, me acerqué más a tu lado y te corrías muy despacio, te dije que te quería, y solo sonreíste, pensé que solo jugabas, para hacer el momento algo distinto, pero tus instintos y las mentiras, me dijeron otra realidad, te fuiste y nunca más volviste. Hundiste mi corazón bajo mis pies, doblegaste el equilibrio de mi cuerpo sin piedad, vaciaste mi nobleza hasta secarle, pero no me importó que humilles mi amor, lo que no puedo superar, es no poder verte más.


Orlando Mario Soverchia- YoAmor

viernes, 14 de julio de 2017


ERES


Esta noche…
Eres mi ilusión, mi soledad, mis recuerdos, mis alegrías, mis llantos,
eres mis ojos, mis pensamientos, mis gritos, mis nervios, mis celos,
eres mi luna, mi sol, mi nobleza, mi pureza,
eres mi sonrisa, mi caminar, mis movimientos, mis pensamientos,
eres mi cuerpo, mi dolor, mi vida, mi corazón,
eres tanto amor, te amo tanto amor, que eres para mí,
mi propia muerte.

Orlando Mario Soverchia- YoAmor

jueves, 6 de julio de 2017

FALSO AMOR


Siento dolor, mucha tristeza,
tengo llantos que no me dejan.
No me di cuenta, que no me querías,
 y gasté mi voz en decirte, te amo.
Cuantas caricias que no la sentías,
y tantos abrazos que no te importaron.
Miradas muy tiernas, que no las veía,
y besos profundos que solo mentían.
Siento vergüenza de mis sentidos,
por no cuidar mí corazón, de tu amor tramposo.
Fuiste alegría infinita, y sos mi angustia fatal,
Te veo muy lejos, te siento muy cerca,
rompiste mi alma y muero por dentro.
Niego mi cuerpo, que siente tormento,
Y quiebro mis fuerzas por tu falso amor.



Orlando Mario Soverchia- YoAmor
SINÓNIMOS DE UN AMOR

Estoy anclado en la nostalgia, parado en mi presente, viajando a mi futuro.
Quiero sentir lo que he sentido, quiero vivir lo que estoy viviendo, quiero pensar en los pensamientos.
Siempre te he llamado de una manera, porque una sola palabra, guarda el infinito, ¡AMOR!
Porque eres amor, y tienes sinónimos de sobras, con este nombre.

Amor  - Dios:  Porque eres una diosa.
Amor  - Ternura:  Porque estas llena de sensibilidad.
Amor  - Amistad:  Porque sos mi amiga incondicional.
Amor  - Simpatía:  Porque ríes para mí, aún cuando sufres.
Amor -  Cordialidad:  Porque siempre  muy atenta sin condición.
Amor -  Llanto:  Porque lloras en las tristezas y en las alegrías.
Amor -  Risa :  Porque en tus labios, siempre hay una sonrisa.
Amor -  Pasión:  Porque estas en todo, dando todo y con intensidad.
Amor  - Cariño:  Porque contienes a todos en un solo momento.
Amor -  Dolor:  Porque  si no te tuviera sabría, de la soledad.
Amor -  Belleza:  Porque tu figura tiene todo para calmar mis deseos.
Amor -  Apego: Porque  desde que estás conmigo, no sabría cómo vivir
Amor -  Intimidad:  Porque cuando necesito calmar mi alma, tu eres silencio.
Amor -  Voluntad:  Porque  siempre estas para mí en todo momento.
Amor -  Querer:  Porque mes has enseñado a reconocer los sentimientos.
Amor -  Celos:  Porque agitaste los tormentos de estos sentimientos.
Amor -  Sexualidad:   Porque sos mi hembra, que me deja enamorado.

Porque eres mi amor, porque siento amor, porque vivo con amor, porque sos todos mis sinónimos  que habitan mi corazón.


                                     Orlando Mario Soverchia- YoAmor 

martes, 13 de junio de 2017


TE ACERCASTE


Cuando te fui a buscar, miré tus ojos, luego tus labios.
Sonreíste muy suavemente.
Acercaste tu cuerpo, y sentí tu piel embriagarme.
Me abrasaste muy tiernamente, y tu figura envolvió mis deseos.
Una caricia tuya sobre mi cara, y mis sentidos alucinaron.
Tu boca sobre la mía, y mis pasiones desbordaron.

Tus palabras repletas de susurro, y ya nada tuvo sentido.
Acariciaste mis intimidades, y todo fue sublime.
Tu excitada de lujuria, y yo,
en tus brazos enamorado.


Orlando Mario Soverchia- YoAmor

martes, 6 de junio de 2017






Son demasiados desencuentros y demasiados secretos, el alma necesita transparencia y el corazón de conciencia. Nada tiene sentido, cuando tu cuerpo no es nada mío. Los momentos son de espera y los deseos de tortura, quiéreme como tú quieras, pero déjame que yo me cuide y mis besos serán tus recuerdos.
                           Orlando Mario Soverchia- YoAmor            


lunes, 5 de junio de 2017


POR SU CULPA



Aquel día fue mi principio… pero un día como tantos.
Tarde de sábado, con nubes espiando lo que hacía, el sol muy tímido, las dejaba muy mansamente. Nada tendría que pasar o nada tenía que esperar, mi traslado era uno más. Caminé sobre veredas rotas, salpicadas de ladrillos, baldosas y tierra, las sorteaba casi como un juego para fijar mi vista a nada. Tranquilo atardecer casi sereno en demasía por ser un medio feriado, pero mí tiempo estaba a un paso de un cambio, transformación inquietante, que sin saber el porqué, se hizo una molestia… y sí… lo fue.
Sobre mi misma ruta una figura se estaba acercando con pasos muy lentos,
me atreví fijar mi mirada  a la suya, a medida que la distancia  era poca, sus ojos color miel, su pelo largo entrecano o con tinta de fantasía, elegante, su ropa ajustada a su cuerpo, hacía una imagen increíble, no había motivos para detener la marcha, pero su… .- ¡disculpe!... ¿sabe decirme usted donde habría un hotel? Su voz entró en mí como un relámpago, trueno, y la tormenta se desató por dentro. Casi entrecortado, perturbado le dije…- no, no, sí perdón… al otro lado de la ciudad, pero no muy lejos. Ella muy amablemente, sonriendo y con picardía… - Si no es muy distante, ¿me podrías acompañar? Nada fue igual, todo fue sublime, de un instante obtuso sin motivos importantes, a un júbilo de estrellas en mi cuerpo… - ¡Si por supuesto!... disculpa. Ella me había tuteado y me sentí más joven por su forma de hablarme, retomamos la caminata en contra mi destino, pero nada importaba, todo era mejor. Su voz sensual y pausada provocaba en mí, deseos que no entendía, o sí, me conquistaba. Inconscientemente arreglé mí cabello, acomodé mí ropa casi sin darme cuenta, sentí la necesidad de verme bien.
- ¿Estabas ocupado o tienes algo importante que hacer?... - No, no, para nada… solo de regreso a mi casa… - ¡A bien! Contestó ella mientras me  comentaba cosas, pero yo, solo estaba tratando de acomodar los sentidos y no escuchaba lo que me decía. Las cuadras no existieron, el tiempo se esfumó, pero no sé qué pasó… estábamos frente a su destino, bronca me dio, maldije la distancia donde nos encontramos, pero ya estaba ese inmenso y ruin cartel, diciendo su nombre.
Se detuvo frente a él, giró su todo, sonrió, acercó su mejilla y me bañé de fragancias suaves, imágenes celestiales atormentaron mi cerebro, cuando un golpe de su voz me dice… - Te invito que entres y cenamos juntos, ¿sí? Hermoso hotel, bella habitación, increíbles decorados, acompañaban ese momento. - Ponte cómodo, me doy una ducha porque estoy cansada y luego tomamos algo. No sabía que estaba pasando o porqué, quien era o que quería, pero el tiempo, al revés de la caminata se hizo eterno, recorrí cada cuadro colgado, piezas de adornos, muebles de estilos terminado en un amplio y mullido sillón, apoyé mi brazo sobre el respaldo para estirarlo, cuando siento tocar algo distinto, giré sobre mi hombre y entontecido vi esa bella mujer desnuda apoyándose sobre mi mano, galopeando mis deseos. Sin permiso entre nosotros, mi boca golpeó sobre su piel y su cuerpo, con desenfreno y sin miedo, chocaron los labios perdidos de lujuria y pasión, las respiraciones fuertes y calientes atenuaron la música, arrancó mi camisa, tiró de mi pantalón y sin tener nada más, los dos éramos Adán y Eva, sentí su boca sobre mi verga, sus manos dos pistones desencajados y sus gemidos de apetito, casi sollozos, volcó mi cuerpo sobre la alfombra y su inmensa desnudez sensual galopeó con frenesí y demencia. Perdidos de histerismo y codicia, nos hicimos pecadores de amantes, deseosos de lo prohibido. Abrió sus piernas, entré en su vagina sin pedir permiso, apretó mi boca y quiso mi lengua hasta su entrañas, gritaba que todo lo quería y como una culebra embravecida, dio vuelta su cuerpo y su culo lo hizo mío. Penetré toda su profundidad, el zarandeo de su cuerpo caliente y mojado, sin saber cuánto tiempo fue el mío, dos gritos fueron los alaridos de especies salvajes, porque estallamos en el más caliente de los orgasmos. Agotados, desnudos y abrazados por el descarriado amor, nos miramos enamorados con lágrimas en los ojos, contentos y perdidos en el tiempo, sus labios rojos y carnosos lo apretó junto al mío, y en un susurro me decía, eres un amor para amar.

                                     Orlando Mario Soverchia- YoAmor        D/R

                                                              Derechos reservados      

viernes, 2 de junio de 2017

AMOR SIN MEDIDA


Estoy aquí, conmigo, intranquilo, pensativo, sin saber el porqué, pero siento algo en mi pecho que no me libera. Me pongo firme en mi estado, quiero sentirme superado, pero este sentimiento que tengo por ti, me hace preocupado. Como puedo sentirme triste si estoy enamorado… Porque mi conciencia me habla ocupando mi mente, diciendo que solo yo soy el que quiere, y para ti, solamente un estado. ¿Soy un niño mimado, o un hombre desencantado? ¿Soy un pobre soñador, y tú una mujer liberal? Porque sí, sé quién soy… Soy ese hombre que ofrece,
un amor sin medida.



                                       Orlando Mario Soverchia- YoAmor

sábado, 27 de mayo de 2017

POR SU CULPA




Aquel día fue mi principio… pero un día como tantos.
Tarde de sábado, con nubes espiando lo que hacía, el sol muy tímido, las dejaba muy mansamente. Nada tendría que pasar o nada tenía que esperar, mi traslado era uno más. Caminé sobre veredas rotas, salpicadas de ladrillos, baldosas y tierra, las sorteaba casi como un juego para fijar mi vista a nada. Tranquilo atardecer casi sereno en demasía por ser un medio feriado, pero mí tiempo estaba a un paso de un cambio, transformación inquietante, que sin saber el porqué, se hizo una molestia… y sí… lo fue.
Sobre mi misma ruta una figura se estaba acercando con pasos muy lentos,
me atreví fijar mi mirada  a la suya, a medida que la distancia  era poca, sus ojos color miel, su pelo largo entrecano o con tinta de fantasía, elegante, su ropa ajustada a su cuerpo, hacía una imagen increíble, no había motivos para detener la marcha, pero su… .- ¡disculpe!... ¿sabe decirme usted donde habría un hotel? Su voz entró en mí como un refusilo, trueno, y la tormenta se desató en mí. Casi entrecortado, perturbado le dije…- no, no, sí perdón… al otro lado de la ciudad, pero no muy lejos. Ella muy amablemente, sonriendo y con picardía… - Si no es muy distante, ¿me podrías acompañar? Nada fue igual, todo fue sublime, de un instante obtuso sin motivos importantes, a un júbilo de estrellas en mi cuerpo… - ¡Si por supuesto!... disculpa. Ella me había tuteado y me sentí más joven por su forma de hablarme, retomamos la caminata en contra mi destino, pero nada importaba, todo era mejor. Su voz sensual y pausada provocaba en mí deseos que no entendía, o sí, me conquistaba. Inconscientemente arreglé mí cabello, acomodé mí ropa casi sin darme cuenta, sentí la necesidad de verme bien.
- ¿Estabas ocupado o tienes algo importante que hacer?... - No, no, para nada… solo de regreso a mi casa… - ¡A bien! Contestó ella mientras me  comentaba cosas, pero yo, solo estaba tratando de acomodar los sentidos y no escuchaba lo que me decía. Las cuadras no existieron, el tiempo se esfumó, pero no sé qué pasó… estábamos frente a su destino, bronca me dio, maldije la distancia donde nos encontramos, pero ya estaba ese inmenso y ruin cartel, diciendo su nombre.
Se detuvo frente a él, giró su todo, sonrió, acercó su mejilla y me bañé de fragancias suaves, imágenes celestiales atormentaron mi cerebro, cuando un golpe de su voz me dice… - Te invito que entres y cenamos juntos, ¿sí? Hermoso hotel, bella habitación, increíbles decorados, acompañaban ese momento. - Ponte cómodo, me doy una ducha porque estoy cansada y luego tomamos algo. No sabía que estaba pasando o porqué, quien era o que quería, pero el tiempo, al revés de la caminata se hizo eterno, recorrí cada cuadro colgado, piezas de adornos, muebles de estilos terminado en un amplio y mullido sillón, apoyé mi brazo sobre el respaldo para estirarlo, cuando siento tocar algo distinto, giré sobre mi hombre y entontecido vi esa bella mujer desnuda apoyándose sobre mi mano, galopeando mis deseos. Sin permiso entre nosotros, mi boca golpeó sobre su piel y su cuerpo, con desenfreno y sin miedo, chocaron los labios perdidos de lujuria y pasión, las respiraciones fuertes y calientes atenuaron la música, arrancó mi camisa, tiró de mi pantalón y sin tener nada más, los dos éramos Adán y Eva, sentí su boca sobre mi verga, sus manos dos pistones desencajados y sus gemidos de apetito, casi sollozos, volcó mi cuerpo sobre la alfombra y su inmensa desnudez sensual galopeó con frenesí y demencia. Perdidos de histerismo y codicia, nos hicimos pecadores de amantes, deseosos de lo prohibido. Abrió sus piernas, entré en su vagina sin pedir permiso, apretó mi boca y quiso mi lengua hasta su entrañas, gritaba que todo lo quería y como una culebra embravecida, dio vuelta su cuerpo y su culo lo hizo mío. Penetré toda su profundidad, el zarandeo de su cuerpo caliente y mojado, sin saber cuánto tiempo fue el mío, dos gritos fueron los alaridos de especies salvajes, porque estallamos en el más caliente de los orgasmos. Agotados, desnudos y abrazados por el descarriado amor, nos miramos enamorados con lágrimas en los ojos, contentos y perdidos en el tiempo, sus labios rojos y carnosos lo apretó junto al mío, y en un susurro me decía, eres un amor para amar.

                                     Orlando Mario Soverchia- YoAmor        D/R
                                                              Derechos reservados