Me acerqué y tus ojos fueron cómplices con los míos y nada
detuvo el destino. Tu beso fue el que imaginé y nuestras lenguas sintieron el
deseo del placer. Suspiros, caricias, miradas lentas y pausadas, nos contaban
la pasión que nuestras pieles sentían. Tus manos apretaron mis partes, y las
mías buscaron mojarse entre tus piernas. Gemidos de suaves llantos contagiaron
mis instintos, froté mi cuerpo suavemente sobre tu venus, y enloquecida de un
zarandeo lento, acompañaron tus dedos en mi carne, y la lujuria fue el
escenario que a los dos, nos dejó llenos de amor y sensaciones prohibidas.
Orlando Mario Soverchia - YoAmor
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